sábado, 20 de marzo de 2021

Sufrir en la fidelidad nos da el gozo del amor y la compañía de Dios

 La Enciclopedia de Dios: JAMÁS HA HABLADO NADIE COMO SE HOMBRE

El cerco sobre Jesús se va cerrando. Cada vez lo enfrentamientos con las autoridades religiosas y civiles de los judíos son más hoscos y duros. Aceptar la Verdad para ellos es muy difícil. Este que ha venido a enfrentarse a su manera de ejercer el gobierno espiritual sobre el pueblo, echándoles en cara su hipocresía, su banalidad, su incoherencia, su aprovechamiento de los más desvalidos, los está poniendo en evidencia y, así, pueden perder los privilegios de los que gozan hasta ahora. Lo enfrentan con la esperanza de que podrán dejar en ridículo sus ideas y sus acciones, acentuando el yugo de la ley, que Él ha querido centrar no en lo formal de lo externo, sino, como debe ser, en la centralidad del hombre, de su corazón, de la fraternidad y de la caridad. Para las autoridades la ley era la forma de dominio perfecto, pues ponían a Dios como supuestamente el valedor de todo lo que ellos decían. Jesús los desenmascara y desvela su verdadera intención, que no es otra que servirse a sí mismos, disfrutar de los privilegios que pueden tener al ejercer un dominio totalmente ilegítimo sobre el pueblo que quería ser fiel a Dios, aparentando ser los mejores y los más fieles, cuando la realidad era que ellos no estaban dispuestos a llevar las cargas que imponían sobre sus súbditos. Evidentemente, veían tambalearse su poder y veían cada vez más necesario deshacerse de Aquel que les estaba haciendo tanto daño. Es prácticamente la historia de la humanidad que se ha alejado de Dios, y que cuando surge alguien que con sus palabras y sus acciones la pone en evidencia, lejos de mirarse hacia dentro con honestidad para revisarse, prefiere acallar las voces que la enfrentan hasta eliminarlas. Se autoengaña al pensar que al desaparecer las voces que la denuncian, desaparece también el mal que la motiva. Tener vía libre para la fechoría de ninguna manera hace que la fechoría deje de ser tal.

La experiencia de Jeremías, el profeta del Señor más sufrido en el Antiguo Testamento, es exactamente esta. Él, como voz enviada de Dios al pueblo, pone en evidencia el mal que cometen tanto las autoridades como los miembros del pueblo que se han dejado conquistar por ellas. Y al dejar clara su mala conducta es perseguido y se urden contra él los peores males, incluyendo su muerte. Jeremías, por ser fiel a la misión que Dios le ha encomendado, al asumirla, ha asumido también sus consecuencias. A pesar de su temor por el mal que se le avizora en su futuro inmediato, valora más el mantenerse fiel al Dios que lo ha convocado. Tiene plena confianza en que Dios no lo dejará solo. Que aunque sufra los peores males, ese Dios que lo ha elegido y enviado no lo ha dejado solo, y que en su momento actuará a su favor, en contra de los malos que procuran su perjuicio: "El Señor me instruyó, y comprendí, me explicó todas sus intrigas. Yo, como manso cordero, era llevado al matadero; desconocía los planes que estaban urdiendo contra mí: 'Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra de los vivos, que jamás se pronuncie su nombre'. Señor del universo, que juzgas rectamente, que examinas las entrañas y el corazón, deja que yo pueda ver cómo te vengas de ellos, pues a ti he confiado mi causa". El mal y sus servidores no dejarán nunca de urdir planes contra quienes quieren ser fieles al Señor, contra quienes han asumido al amor de Dios como su ley, contra quienes quieren vivir la fraternidad como forma natural de vida deseada por Dios, contra quienes quieren sembrar el bien, la verdad y la justicia, por encima del mal que pretende imperar en el mundo. Hoy también estas personas que añoran servir al bien, dejando en entredicho siempre las malas acciones de los malos, son perseguidos, burlados, ignorados y hasta heridos. El mal se ceba con los buenos. Pero, al igual que Jeremías, estos que quieren ser fieles encomiendan su causa al Señor y saben que jamas Él los dejará solos y desvalidos. Seguramente sufrirán esos embates del mal, pero también, con mayor seguridad, tienen a su lado al Dios que los ha convocado y que los sostiene en su camino de fidelidad.

La figura de Jeremías tiene su réplica en el Mesías enviado por Dios para rescatar al mundo y al hombre. Jeremías es la perfecta prefiguración de lo que será Jesús. Y es el prototipo de todo el que quiera servir al bien, siendo instrumento del amor de Dios en el mundo, y que se encontrará con la oposición del mal y de sus servidores. La lucha entre el bien y el mal está planteada desde el primer pecado, y no finalizará hasta que se establezca definitivamente el Reino de Dios en nuestro mundo. Jesús ya ha vencido el mal con su muerte y resurrección, pero el mal, aún vencido, campea todavía por el mundo buscando adeptos que se dejen engañar torpemente. Por eso, el demonio se atrevió a enfrentar a Jesús y a creer que podía vencerlo definitivamente, habiendo tenido su victoria en la muerte en cruz de Cristo. La derrota del demonio fue inobjetable, pero su astucia aún es capaz de engañar a muchos. Así lo hizo con aquellos judíos que se enfrentaron a Jesús: "'¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?' Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: '¿Por qué no lo han traído?' Los guardias respondieron: 'Jamás ha hablado nadie como ese hombre'". Jesús conquistaba los corazones de los más sencillos, pero los corazones de aquellos que estaban como autoridades religiosas estaban endurecidos, sobre todo al ver desplomarse sus privilegios, y por ello consideraban urgente eliminarlo. Insistían en la necesidad de "no dejarse embaucar" por Jesús: "'¿También ustedes se han dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en Él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos'. Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: '¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?' Ellos le replicaron: '¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas'. Y se volvieron cada uno a su casa". Por las apariencias, la suerte de Jesús estaba ya echada. Jesús no rehuye a las consecuencias. Al contrario, las asume hasta el final. Siendo perseguido, vejado, burlado, hasta ser llevado a la muerte, transforma todo ese sufrimiento en victoria. El nuevo Jeremías sabe que el Padre está con Él y que esa obra de salvación es una obra de amor que no puede ser postergada. Y así, la asume con la alegría de que esa es la salvación de la humanidad, a la cual abre las puertas de la eternidad junto al amor del Padre.

3 comentarios:

  1. Señor, ayúdanos a guardar todas estas reflexiónes en tu corazón para que seamos tierra fecunda. No condenes nuestra hipocresía😌

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  2. Las palabras de Jesús provocan incomodidad porque dicen la verdad, pero si se acogen siempre liberan" jamás ha hablado nadie como ese hombre"

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  3. Las palabras de Jesús provocan incomodidad porque dicen la verdad, pero si se acogen siempre liberan" jamás ha hablado nadie como ese hombre"

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