viernes, 5 de marzo de 2021

Dios siempre sacará frutos buenos para nosotros de nuestro dolor

 Resultado de imaxes para josé vendido por sus hermanos | Biblia, Biblia  ilustrada, Imágenes religiosas

Dios es el Señor de la historia. En sus manos está todo lo que sucede y lo que sucederá a los hombres, fruto de las acciones, buenas o malas, que libremente asumen y realizan. Desde esa libertad que Dios les ha donado los hombres pueden decidir hacer y seguir el bien o hacer y seguir el mal. Y Dios siempre respetará esa decisión, pues Él no puede suspender la vigencia de su regalo de amor que es la libertad, aun sabiendo que el camino elegido puede ser el peor y el más letal para el mismo hombre. Su amor, su misericordia y su paciencia son infinitamente mayores que el deseo que pueda tener de impedir que el hombre tome malas decisiones. Son decisiones que el hombre toma desde el uso de esa libertad que es su mayor regalo, en lo cual Dios mismo ha asumido el riesgo de que se tomen caminos malos. Pero siendo esto así, también es cierto que Dios ama al hombre por encima de todo y el diseño de su plan tiene como meta la plenitud de la felicidad y del amor en la vivencia de su criatura, por lo cual, siendo Dios también infinitamente sabio, no ha dejado que las cosas simplemente se desarrollen para el mal. Siendo malas las acciones de la humanidad, Dios busca la manera de que no produzcan todo el daño que pueden. Él, anteponiendo su amor y su providencia, busca mutar lo solo malo en algo que pueda luego tener buenas consecuencias para la misma humanidad que procura el mal. Parafraseando a San Agustín, podemos afirmar que Dios es experto en sacar consecuencias buenas de las malas acciones de los hombres. El mal es realizado libremente por el hombre, pero Dios es también libre al procurar que ese mal dañe lo menos posible, sobretodo a aquellos que son menos culpables y están más desprotegidos.

El caso de José, hijo de Israel, y sus hermanos, es un caso emblemático de cuanto llevamos dicho. La envidia y el odio de los hermanos por la preferencia de su padre sobre José, los lleva a urdir contra él los planes más terribles. Primero piensan en matarlo, pero luego, a instancias de Rubén y Judá, respetan su vida y deciden venderlo a una caravana de mercaderes del desierto que se dirigían a Egipto: "Vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá propuso a sus hermanos: '¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pongamos nuestras manos en él, que al fin es hermano nuestro y carne nuestra'. Los hermanos aceptaron. Al pasar unos mercaderes madianitas, tiraron de su hermano; y, sacando a José del pozo, lo vendieron a unos ismaelitas por veinte monedas de plata. Estos se llevaron a José a Egipto". Los hermanos, sintiendo odio y envidia por José, se lo quitan de encima vendiéndolo a unos mercaderes del desierto. Es impresionante pensar hasta dónde puede llegar la envidia del hombre, cuando ve que sus intereses están amenazados. Es la conducta de la humanidad que se ha dejado conquistar y arrebatar el corazón por sí mismo, en un egoísmo que lanza al extremo de alzar la mano contra la propia sangre. La historia se repite una y otra vez. Vimos lo mismo con Caín que levanta su mano contra su hermano Abel y lo asesina, también por envidia. Y unas tras otras, las generaciones van repitiendo las mismas conductas. Hoy no somos distintos. El egoísmo, la envidia malsana, la búsqueda de beneficios individuales, el empeño de dominio sobre los más débiles, nos hacen repetir la historia una y otra vez. Pero, ya lo hemos dicho, Dios se encargará de extraer beneficios para el hombre de sus mismas acciones malas. Ya veremos cómo José será el encargado de rescatar a Jacob, a sus otros hijos y a su pueblo, de morir de hambre en el desierto. El gesto funesto de los hermanos fue convertido por Dios en razón de salvación para el pueblo.

José es prefiguración clara de Jesús. La acción de los hermanos de José es la acción de la humanidad que se erige en fuerte con la pretensión de quitar de en medio a quien pone en riesgo sus prerrogativas individuales o grupales. Sobre todo aquellos que serán más afectados con sus denuncias son los que han decidido eliminar cualquier estorbo o cualquier obstáculo que se interponga en su camino hacia la hegemonía. Jesús no ahorra ninguna denuncia contra ellos. Y el enfrentamiento, así, está declarado: "Y Jesús les dice: '¿No han leído nunca ustedes en la Escritura: 'La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente'? Por eso les digo que se les quitará a ustedes el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos'. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta". Las autoridades religiosas de Israel veían que sus privilegios sobre el pueblo sencillo y humilde estaban en peligro. Para poder conservarlos era necesario eliminar a quien les echaba en cara su hipocresía. Pero percibían que ese pueblo que esperaba la liberación no solo del pecado y de la opresión del imperio dominante, sino de aquellos que los tenían subyugados bajo normas draconianas, fruto de una ley utilizada para beneficio de la casta, se sentían entusiasmados, pues percibían al fin que había alguien que aparentemente podía llevar adelante esa obra de liberación. Por eso, los sumos sacerdotes y los ancianos deciden quitarlo de en medio. Exactamente lo mismo que hicieron los hermanos de José, lo entregan a la muerte, vendiéndolo como esclavo. Y el resultado es el mismo: El gesto asesino es transformado por Dios en gracia para los hombres. La entrega y la muerte de Jesús llega a ser la salvación de todos, incluso haciendo posible la salvación de aquellos mismos que han levantado su mano contra Él. Dios no se deja ganar en generosidad, máxime cuando el mal pretende erigirse en vencedor. Hoy podemos vivir la misma experiencia, pues Dios no cambia. Él nunca permitirá que suceda nada que al final no tenga buenas consecuencias para nosotros. Nuestras experiencias de dolor y de sufrimiento serán transformadas en ocasiones de gracia y de bien para nosotros. Así es como actúa Dios. Nunca dejará de compensar con su inmenso amor, con su infinita misericordia, con su poder inabarcable, nuestras experiencias de dolor y de sufrimiento.

3 comentarios:

  1. Ayúdanos Padre a ser honestos, y que siempre tengamos buenos valores que dan alimento a nuestro Espíritu☺️

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  2. PERDONA A TU PUEBLO,SEÑOR
    PERDONA A TU PUEBLO
    PERDÓNANOS,SEÑOR

    No estés eternamente enojado
    No estés eternamente enojado
    Perdónanos Señor... 🙏🛐

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  3. Está explicado en las escrituras que Dios, no se deja ganar en generosidad, cuando el mal cree erigirse en vencedor; por eso el nunca permitirá que el final no tenga buenas consecuencias para nosotros...

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