lunes, 30 de noviembre de 2020

San Andrés: Solo un amado puede sentirse enviado por el amor

 Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres

La figura de los apóstoles es una figura ciertamente entusiasmante. Ellos representan para nosotros lo que todos estamos llamados a ser de alguna manera. Todo cristiano es un apóstol elegido por Jesús y enviado por su amor al mundo. Y entre las cosas más atractivas que poseen y que se convierten en riquezas sin duda para la comprensión del desarrollo de nuestra vida cristiana, es su profunda humanidad. No puede ser de otra manera, por supuesto. Entre los integrantes de ese grupo de íntimos que se eligió Jesús para ser sus seguidores, nos encontramos con una tremenda variedad de personalidades, de orígenes, de formaciones, de familias, de intereses, de comprensiones de la vida. En Jesús la motivación fue la de encontrar para que fueran sus seguidores no a grandes personajes eruditos, perfectos conocedores de doctrinas, elocuentes oradores, sino hombres del día a día, quienes convivieran con aquellos a los que iba a transmitir su mensaje de amor. La motivación última de Jesús era el amor. Y en eso puso todo el empeño. Y en esa motivación, por supuesto, estaba establecido que al elegirlos para derramar su amor sobre todos los hombres, también en su corazón hubiera amor inmenso y muy especial por aquellos a los que elegía para ser sus apóstoles. Por eso, es imposible que exista un cristiano que sepa que ha sido convocado por Jesús para ser su apóstol y no reciba con inmensa alegría la llamada, pues ésta es signo inequívoco de un amor similar al que tuvo a los doce primeros. Descubrir en cada apóstol cómo hubo sido su experiencia personal de ese amor se convierte en una tarea ilusionante, pues nos abre la perspectiva de nuestra propia experiencia personal en la vivencia de ese amor de convocatoria.

Hoy nos encontramos con el personaje de Andrés, hermano del Papa San Pedro. La explicación del encuentro de Jesús con ellos es tan vivaz que nos hace pisar las playa del encuentro. Los hermanos están en su faena y se acerca Jesús: "En aquel tiempo, paseando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores". Hombres de faena, estaban en sus labores naturales de trabajo. La presencia de Jesús es el de uno que pasa, y para ese momento no tiene absolutamente ninguna trascendencia. Pero por supuesto, Jesús no tiene miras tan cortas. Los sorprende con una propuesta que de ninguna manera se podían esperar: "Les dijo: 'Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres'". ¿Qué significaba eso? Esa expresión tuvo que haber resultado incomprensible para ellos. Pero más impresionante aún es la reacción que se produce en ellos: "Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron". Cómo se explica esta respuesta inmediata. Casi no ha mediado ningún diálogo y la decisión implica en sí misma un cambio radical de vida. Pasarán de pescadores comunes, a pescadores de hombres. Hay quien afirma que ya Jesús había tenido algunos encuentro previos con estos a los que elegiría y por ello se explica una reacción tan súbita y favorable. En todo caso, de eso no tenemos ninguna constancia. Lo cierto es que surge espontáneo el pensamiento de esa experiencia de amor que vivieron los apóstoles. Es imposible dar una respuesta tan clara y contundente si no se valora por muchísimo más lo que se nos está proponiendo. Y en este caso estamos hablando nada más y nada menos del amor divino. De ese modo, se da también la llamada a la otra pareja de hermanos presentes, Santiago y Juan: "Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron". La respuesta es la misma entusiasmada.

Esa es nuestra experiencia de vida como apóstol. Los apóstoles no hacen otra cosa que ponernos a la vista lo que tiene que ser también nuestra propia experiencia de discípulos de Jesús. También nuestra elección se da por amor a los hermanos, al mundo, al que Jesús quiere salvar. Jesús ama con amor infinito y eterno y por eso elige a cada hombre y mujer para que sea su instrumento. De alguna manera debemos entender que Jesús quiere amar desde nosotros. Pero más allá de esa convicción íntima, también se debe dar la convicción del amor al elegido, a cada hombre y mujer que Jesús hace su apóstol. Si ama al mundo y al hombre y por eso quiere salvarlo, cada apóstol debe saber que es elegido también porque se le ama profundamente. De nuevo hay que insistir que no tiene sentido saberse enviado por el amor si antes no se tiene la experiencia personal de ese amor por uno. El apóstol sabe bien que en ese orden de salvación pasa a ser de los primeros. Solo los salvados pueden colaborar a la salvación de sus hermanos. Solo quien se sabe profundamente amado sabe que podrá ser buen instrumento del amor en el mundo. Por ello, necesitamos contemplar cada vez mejor y profundamente la figura de los apóstoles para convencernos de lo que nosotros mismos debemos ser. Hombres y mujeres del amor, que han surgido del amor, que son convocados desde el amor, que deben tener la experiencia del amor en sus vidas, para poder ser los mejores instrumentos posibles de ese amor para los hermanos.

7 comentarios:

  1. Ven Espíritu Santo, danos la Luz para guardar en silencio el llamado que Jesús quiere darnos en esta oración, y convertirnos en disipulos autenticos y misioneros de tu Amor 🧡

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  2. Para entender el amor que Cristo nos pide, ha que pasearse por su propia doctrina y entender el mandamiento que nos dejó cuando nos pide "y amen al prójimo como yo los he amado". Es decir que ese amor no es de cualquier maneras, sino que hay que practicar el mismo amor de Dios y seremos realmente discípulos suyos. Amén 🙏.

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  3. Señor, ayúdame a obedecer y a aceptar la enseñanza de los apóstoles...🙏

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  4. Sublime narración de cómo Jesús va escogiendo a sus discípulos, por demás sabido que eran hombres sencillos, pero eso si con una generosidad recíproca para con Aquel que los convidaba nada mas y nada menos que a ser "pescadores de hombres". Tamaña tarea, pero llenos del Espíritu Santo, cumplieron con regocijo esa encomienda, pese a todos los inconvenientes encontrados en el camino. Señor que nosotros tus discípulos de hoy, tengamos un corazón tan grande y seamos también merecedores de esa encomienda que nos diste hace mas de 2 mil años.... Amen, amen y amen.

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  5. Solo quien se sabe profundamente amado, inicia un camino tras él y lo sigue..es el amor divino, así debe ser nuestro amor.

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  6. Solo quien se sabe profundamente amado, inicia un camino tras él y lo sigue..es el amor divino, así debe ser nuestro amor.

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  7. Solo quien se sabe profundamente amado, inicia un camino tras él y lo sigue..es el amor divino, así debe ser nuestro amor.

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