lunes, 2 de noviembre de 2020

MORIR, MIRAR, MORAR

En este día de los Fieles Difuntos, y habiendo vivido quizá en carne propia la realidad de la muerte de familiares y amigos, vale la pena dar un sentido de fe y esperanza a esa eternidad que nos espera a todos... Que Dios nos llene de su amor y de su gozo eterno!!!

La muerte no es el fin

Morir es mirar y a la vez es morar.
Es un simple cambio sutil de las vocales,
una mudanza de óptica y lugar,
en una escala de nubes celestiales.

Morir es mirar con vista pura y fija
lo nunca antes presente a nuestros ojos,
es mirar con la mirada limpia,
libre ya de pajas y rastrojos.

Morir es mirar la luz que nunca acaba,
es admirar paisajes de belleza sin igual,
pintados con pinceles suaves de la calma
y colores dulces de azúcar del panal.

Morir es mirar lo hermosa que es la gloria
de la que se ha escuchado sin parar,
y quedarse así, mudo, sin palabras,
en el éxtasis de un simple contemplar.

Morir es mirar ya cara a cara
al que se quiso siempre bien mirar.
Asegurar la plenitud de dicha sin escala
del amor que jamás tendrá final.

Morir es morar en nueva casa,
esa de las estancias de nunca terminar,
la que Jesús por bien Él nos regala
y abre francas las puertas para entrar.

Morir es morar en solo gran reposo
de dulzura, amor y clara realidad,
sabiendo que es lugar de puro gozo,
de toda paz y libertad sin par.

Morir es morar ya sin dolores,
sin penas, sin temores, sin angustias,
rodeado de perfumes y de flores,
en lugar sin mal ni ausencias mustias.

Morir es morar en mismo sitio
en el que amados todos los amigos
de Jesús son con fiesta recibidos,
vibrando en un solo corazón y muy unidos.

Morir es mirar y morar en nuevas tierras
dejando atrás el mar de las tristezas,
pues, sumando al mirar una más letra,
es migrar, sin el bagaje que más pesa.

2 comentarios:

  1. Buenos días Monseñor:

    Este poema es el resultado de quien entiende finalmente las escrituras del mensaje de Jesús y con misericordia busca llevarle el conocimiento a todo aquel que no tenga respuestas y entendimiento de su paso por este mundo y piensa como en la primera parte del artículo anterior, quienes viven por vivir antes de morir, en lo material y no por tener una oportunidad de vida eterna.

    La juventud y la vejez no tendrán sentido si no conocemos el evangelio de Jesucristo nuestro Señor y veremos de lejos la vejez desde la juventud como un espacio de tiempo para disfrutarlo antes de su llegada y cada vez más cerca habrá más desenfreno,si no tenemos el mensaje de salvación.

    Cuando conocemos, por intermedio de la prédica oportuna, recibida por la Gracia de Dios, queremos que todos se enteren y es lo que nos nace como misericordia, para que todos lo conozcamos y le sigamos de Corazón, lo que no nos hará verlo como sacrificio de llamar a vivir como Cristo nos guía, porque nos enseña Jesús con su evangelio que: "Misericordia quiero y no sacrificio" Mt.: 9:13 y 12:7.

    Amén.

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