sábado, 30 de noviembre de 2013

El hermano del Jefe

San Andrés es un apóstol interesante. Aparece en las primeras líneas del Evangelio, cuando junto a Juan se van detrás de Jesús al ser presentado por Juan Bautista como "el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo"... Jesús mismo les pregunta a ambos qué querían, y ellos le responden, quizá con cierto temor reverencial, que querían simplemente saber dónde vivía... Reciben la invitación de Jesús: "Vengan y verán"... Posteiormente Andrés se convierte prácticamente en el primer anunciador de Jesús, cuando le dice a Simón, su hermano, que habían encontrado al Mesías, al "Salvador del mundo", haciéndose así, apóstol antes incluso de haber sido convocado efectivamente por Jesús... Luego, se verifica la llamada definitiva a pertenecer al grupo apostólico cuando Jesús convoca a las dos parejas de hermanos, Simón y Andrés y Juan y Santiago... La historia de Andrés cambia radicalmente de tercio con el encuentro con el Redentor...

Andrés, además, es protagonista en la atención de Jesús a algunos extranjeros que querían hablar con Él... De alguna manera, se adelanta a la apertura universalista de la salvación que echa adelante en la práctica Jesús, y que se hace totalmente clara en el apostolado posterior de San Pablo. Andrés es el portavoz de los extranjeros que quieren recibir también la palabra de Cristo, y con ella, la salvación y la entrada al grupo de los elegidos de Yahvé...

Con una pregunta, Andrés posibilita que Jesús anuncie el fin de los tiempos, hablando de la destrucción del Templo y de la Ciudad Santa, Jerusalén, con lo cual ya hace presente el vaticinio de Jesús sobre el fin de los tiempos, y la llegada del reino definitivo, cuando ya todas las cosas pasen a ser parte del escabel de los pies del Redentor, y se dé así la definitiva realidad de la Nueva Creación, en la cual "Dios será todo en todos"... Es Andrés el que abre la perspectiva a estas cosas eternas, haciéndole la pregunta clave a Jesús.

Luego, demuestra su accionar práctico cuando es causa eficiente en el milagro de la multiplicación de los panes, cuando le presenta a Jesús al chico que lleva los cinco panes y los dos peces sobre los cuales Jesús hará el milagro portentoso... Andrés no se andaba por las ramas... Debe ser algo de familia, pues Pedro es también inmediatista en muchas de sus reacciones. Recordemos las veces que tuvo que ser incluso reconvenido por Jesús al hacer y decir las primeras cosas que le venían a la mente... Se ve que había algo genético que marcaba a los dos hermanos...

Efectivamente Andrés, con no haber destacado casi para nada en el tiempo del aprendizaje a los pies de Jesús, presenciando sus portentos, escuchando sus palabras, aceptando sus invitaciones, es uno de los apóstoles que echó muy buenas bases para que la labor de Jesús fuera eficiente. Por él se integra Simón al grupo. Y luego éste será el primero de todos, nombrado por el mismo Jesús: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Buen ojo tuvo Andrés al escoger a Pedro para presentarlo a Jesús. Lo conocía bien, pues era su hermano. Y Jesús confió plenamente en esta recomendación de Andrés, nombrándolo el primero de todos...

Además, como hemos visto, al haber hecho a Jesús el centro de su vida, se convierte para Él en el que abre puertas: al milagro, a los extranjeros, al anuncio del fin... Es la tarea eficiente de un buen apóstol... Como se dice en argot popular: "De casta le viene al gato"... Cristo sabía que debía contar con hombres decididos, entregados, audaces, valientes. Y Andrés, sin duda, fue uno de ellos. Demostró una gran personalidad al tomar iniciativas que cualquier otro más bien hubiera rehuido... Para Andrés fue suficiente el sentido común y la confianza en el Salvador para dar sus pasos adelante, haciéndose incluso hasta innovador...

Sobre el fin de Andrés no se tiene certeza ninguna. Sólo podemos afirmar que, como todos los apóstoles murió mártir de la fe, entregando su vida por Jesús... Se dice que murió en un Cruz griega, en X, crucificado como Jesús, siguiendo los pasos del Maestro... Y que predicó el Evangelio en regiones tan dispares como la actual Rusia, India, Grecia... No hay detalles históricos que confirmen absolutamente nada. La historia posterior relatado por algunos apócrifos dejan mucho lugar a las fantasías épicas propias de la súper exaltación que se pretendía con los personajes bíblicos...

Lo único cierto es que Andrés fue apóstol, apóstol de apóstoles al anunciar a Jesús a su hermano Pedro, innovador en la atención a los extranjeros, facilitador del milagro de la multiplicación de los panes y los peces... Y anunciador a ciencia cierta y por encima de todo temor, con la mayor valentía, de Jesús, que le había conquistado el corazón desde el momento en que se lo presentó Juan Bautista... Y lo siguió para ver dónde vivía... Y le gustó tanto la casa de Cristo, la de su salvación, la de su entrega, que se quedó para siempre con Él.

Que esta figura de Andrés sea para nosotros la de quien nos anime a seguir a Jesús con fidelidad. Que nos sirva para ser también nosotros apóstoles de Cristo, haciendo las cosas por Él sin ningún temor, con alegría y valentía. Que seamos capaces de ser razonables siempre, haciendo uso lícito de nuestra capacidad intelectual para proponer las cosas de nuestra fe, sin temor a que el Señor nos reconvenga. Que asumamos incluso el riesgo de equivocarnos, con tal de que siempre estemos motivados por el amor y por llevar a los hermanos al camino de la salvación. Que no tengamos miedo a que otros nos sobrepasen. Como sucedió con Andrés, que era el hermano del Jefe de los Apóstoles, habiendo él sido primero en el orden de los encuentros con Jesús. Lo importante es que seamos buenos instrumentos de Jesús, de su Reino, de su mensaje de amor y de salvación a los demás...

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