sábado, 16 de noviembre de 2013

El poder de Dios es nuestro

La Sabiduría, como hemos visto, es el Espíritu de Dios, sublime, creador, todopoderoso, inspirador de todo lo bueno, sustentador de todo lo que existe... En el Antiguo Testamento tenemos ya esbozos muy específicos de lo que es, y de las maravillas que es capaz de hacer en favor de todos los hombres. No se arredra ese Espíritu cuando toca ponerse del lado de los hombres. Y es lógico que así sea, pues el Dios Creador e infinitamente misericordioso con el hombre, siendo a la vez Providente de todo lo bueno para él, no es lógico que lo hubiera creado y lo hubiera abandonado a su suerte... Sabe muy bien que habrá mucha bondad en el mundo, pero tampoco está oculto para Él que la maldad brotará a borbotones... Por eso, ese Espíritu de Dios, Sabiduría infinita, habiendo asumido la vida de los hombres en su mano, es su principal aval para defenderlo y conducirlo siempre por las rutas de su bienestar.

La Sabiduría es Dios mismo. Ya ha quedado claro, por la revelación que nos ha traído posteriormente Jesús, que esa Sabiduría divina es la tercera persona de la Trinidad Santísima, que fue la revelación más alta que Él nos trajo. Jesús nos descubrió cuál sería su tarea en el mundo. El Espíritu está a la misma altura de las otras dos personas de la Trinidad. Por eso el mismo Jesús dice: "Es necesario que yo me vaya para que venga el Espíritu". Él llevará a plenitud la obra que realizó Jesús, la hará llegar a todos los hombres. Siendo el alma de la Iglesia la inspirará para que sea verdadero y dócil instrumento de la salvación de todos los hombres sobre la tierra.  sta tarea del Espíritu, en cierto modo, es la continuación de lo que ya la Sabiduría venía haciendo en favor de los hombres elegidos en el pueblo de Israel. No puede haber discontinuidad en Él ni en su obra...

Esa Sabiduría de Dios, que revoloteaba sobre las aguas como una paloma, tal como nos lo describe el Libro del Génesis, es Espíritu Creador. Es el hálito de vida que Dios insufla en las narices de los hombres recién creados. Es quien da la participación en la naturaleza divina que Dios coloca en los hombres al hacerlos "a su imagen y semejanza". La condición espiritual de los hombres está sustentada en la presencia de la Sabiduría en sus almas. Y todas las inspiraciones que Dios da a los hombres de Israel, protegiéndolos y haciéndolos avanzar resueltamente hacia la tierra prometida, vienen de esa fuente inagotable que es la Sabiduría... Es impresionante hacer un recorrido por la historia de Israel, por sus aciertos y avatares, para percibir la inmensa presencia del Espíritu defensor e inspirador, el que los anima y los llena de la ilusión de seguir avanzando, a pesar de las inmensas dificultades...

Pero más aún es llamativa su acción siempre en favor del pueblo elegido, en todas las circunstancias... Fue esa Sabiduría la que llenó de espíritu de fidelidad a Abraham, en el momento de hacer caso a la invitación de dejarlo todo, con la promesa de que sería padre de multitudes. Es el Espíritu el que mantuvo fiel a Lot, por lo cual pudo salvarse de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Es el Espíritu el que inspiró a los hermanos de José la venta a los esclavistas del desierto, para asegurar su llegada a Egipto, de modo que por él se salvara a Israel  de morir de hambre en el desierto. Es el espíritu el que hizo surgir de entre los israelitas esclavos en Egipto a Moisés, que obtuvo el favor de la hija del Faraón, por lo cual tuvo el ascendiente suficiente para revelarse y conducir al pueblo a la liberación de la esclavitud. Es el Espíritu el que hizo brotar las plagas contra Egipto, e hirió a los primogénitos, para que se dieran cuenta los esclavistas de que Dios estaba a favor de este pueblo al que ellos tenían mancillado bajo su poder. Es el Espíritu el que hizo abrir las aguas del mar Rojo, de modo que pudieran pasar por en medio los israelitas y engullera luego de su paso a los egipcios que lo perseguían...

Ese Espíritu de Dios no sólo actuó bajo la "advocación" de la Sabiduría, sino que sigue presente en nuestra historia. Es el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús, el que envía el Padre y el Hijo para seguir presente en la historia de la Iglesia y en la historia de cada cristiano. Ese mismo Espíritu, en la plenitud de los tiempos, cubrió absolutamente con su presencia a la Virgen María, haciéndola concebir al que iba a ser el Redentor de la humanidad. Fue el que inspiró los cánticos de Zacarías, de Simeón, de Ana, d la misma Virgen María, cuando reconocieron todos las maravillas que Dios seguía haciendo en favor de los hombres... Ese mismo Espíritu no sólo inspiraba a los fieles a Él, sino que seguía haciendo en verdad esas maravillas sobre el mundo...

Y ese mismo Espíritu es el que está en la Iglesia como su alma. El que descendió sobre los Apóstoles y María el día de Pentecostés, haciendo que naciera oficialmente la Iglesia, y lanzando a los Apóstoles a la aventura más maravillosa de toda la historia, que es la de llevar el amor y la salvación de Dios a todos los hombres, sus hermanos. El Espíritu inspiró a los apóstoles, los llenó de su presencia que es amor infnitio, les dio el celo amoroso para lograr la salvación de la mayor cantidad posible, y sigue haciendo que hoy, hombres y mujeres fieles, se empeñen por amor a hacer que todos conozcan a Dios, a Jesús, lo amen y se quieran salvar, viviendo fielmente junto al Dios de la felicidad eterna...

Así como en toda la historia estuvo presente para lograr que la voluntad divina se cumpliera, así como fue fortaleza para Jesús en la Cruz ignominiosa, así como lo arrancó de la muerte de manera maravillosa en la Resurrección gloriosa, así mismo sigue hoy presente en la historia de cada uno de nosotros. No estamos solos en este caminar hacia Dios. No nos defendemos solos, pues ese poder infinito de Dios que está en su Espíritu, está con nosotros, individualmente y como miembros de la Iglesia. El poder de Dios es nuestro, porque nuestro es su Espíritu. Él mismo nos lo ha dejado como la mejor prenda para nuestro caminar. Él nos sigue inspirando, sigue abriendo los caminos para cada uno de nosotros, sigue inspirando las palabras y las acciones que necesitamos para avanzar, nos sigue protegiendo y defendiendo de todos los peligros.... Sólo tenemos que dejarnos acompañar fielmente por Él, y dejar que su poder se exprese cada vez que lo necesitamos. No nos quedemos débiles rechazáandolo o siendo indiferentes a su presencia. Seamos inteligentes, y pongamos a nuestro favor, como Él quiere hacer, toda su fuerza para vencer en todas las cosas...

6 comentarios:

  1. Me vino bien leer este tema de la Sabiduría en el ámbito religioso, hace días vengo con la curiosidad por el tema de Sabiduría y Virtud pero desde el ámbito de la filosofía. Gracias

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    1. Me alegra que te haya servido David... No es, por supuesto, un tratado. Seguramente hay cosas muchísimo mejores y más profundas que esta de las cuales podrás echar mano y sacar más provecho... Saludos a los tuyos. Dios te bendiga

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    2. Gracias y amen, no será un tratado pero su enfoque complementa (o visceversa) lo que había leído sobre el tema, como dijo Rabelais "Ciencia sin conciencia no es más que ruina del alma.".

      Debe ser por mis 40, pero a esta edad uno le comienza prestando más interés a las cosas espirituales, ahora me pillan leyendo libros de Carlo Carretto sobre la oración laica o a Urteaga Loidi sobre las virtudes.

      DTB desde Barquisimeto.

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    3. ¡Amén David! Carlo Carreto es excelente en espiritualidad... Es impresionante su vida...

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  2. GRACIAS por las Excelentes palabras finales de ánimo para nosotros los que estamos en la lucha política y a veces vemos que nos desgastamos buscando un cambio hacia un país donde vuelva a reinar el amor , la tolerancia, la justicia

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    1. Así es... Él nunca falla cuando en nuestras acciones perseguimos la justicia y el bien para la población. Si somos servidores de los demás, podemos estar seguros de que Dios estará siempre con nosotros, a la mano, para que sintamos su fuerza y su apoyo... Saludos a tu familia. Dios te bendiga

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