miércoles, 11 de junio de 2014

Decir a todos cuánto te ama Dios

Bernabé significa "el hijo de la consolación" o "el hijo de la profecía". Por extensión podría significar "el consolador", "el hijo del profeta" o "el profeta"... Lo cierto es que su padre o algún familiar muy cercano pudo haber sido considerado profeta. O al menos muy comprometido con la causa de Yahvé en medio de Israel. Por eso seguramente le ponen ese nombre... Pero más allá de sus orígenes, Bernabé destaca por su misión. Curiosamente es llamado por el título de "Apóstol", a pesar de no haber pertenecido al grupo original de los Doce que Jesús había elegido. Al igual que Pablo, es Apóstol de la segunda época, inmediata a la Ascensión de Jesús. No podemos decir que fuera un "convertido" como Pablo, por cuanto la impresión que da el tratamiento de Lucas a Bernabé en los Hechos de los Apóstoles, es el que se da a alguien que ya tenía un cierto peso propio en el grupo de los discípulos cristianos. "En aquellos días, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor". No es, por lo tanto, un recién llegado, sino que seguramente era un miembro prominente entre los cristianos de Jerusalén.

Incluso da la impresión de que en los primeros tiempos de la misión de Pablo, se considera superior a Bernabé, pues se trata su labor con una cierta consideración de autoridad. "Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella iglesia e instruyeron a muchos". Al parecer, en el momento de este relato, Bernabé se considera con una cierta autoridad sobre Pablo, al que incluso va a buscar para llevarlo a otro sitio a anunciar el Evangelio... No sería esto razonable si Pablo tuviera la autonomía que le daba el tener una autoridad superior... Podemos inferir de esto que Bernabé era considerado Apóstol pues era de los primeros cristianos de Jerusalén, era evangelizador nato, conocía perfectamente la vida de Jesús, sus palabras y sus obras, su obra redentora, y por eso era enviado desde la Iglesia madre, Jerusalén, a las otras comunidades que iban conociendo a Jesús. Su tarea era la de "pulir" a los discípulos en los conocimientos y en la vivencia del amor de Dios en Jesucristo...

"Un día que ayunaban y daban culto al Señor, dijo el Espíritu Santo: 'Apártenme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado'. Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron". La disponibilidad de espíritu de Pablo y Bernabé queda absolutamente confirmada. El Espíritu ordena que los aparten a los dos para una misión concreta a la que los envía. Y la docilidad de ellos es providencial Bernabé y Pablo están a la disposición de Dios. Lo que importa es lo que el Espíritu Santo depare para ellos. Nada importa lo que ellos puedan pensar o desear. Su vida está en las manos de Dios. Y eso basta... Ciertamente, la personalidad, la obra, la fuerza apostólica de Pablo lo hará luego destacar y descollar sobre Bernabé. Se ha llegado a decir alguna vez que Bernabé es el autor de la Carta a loa Hebreos, y que ésta sería una recopilación de discursos y sermones de Pablo... Bernabé siguió teniendo su puesto prominente en el grupo apostólico de segunda línea...

Lo esencial en el Apóstol es el saberse elegido, amado, llamado y enviado... "Vayan y proclamen que el reino de los cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis", dijo Jesús a sus Apóstoles. Y es lo mismo que repite a cada uno de los que son llamados a anunciar el Evangelio. La motivación última, la que está en la base de todo, es el amor a Dios y el amor a los hermanos a los que se les quiere llevar la salvación. "Lo que han recibido gratis, denlo gratis". Eso es el amor. Es el amor el que se ha recibido gratuitamente, sin mérito alguno de parte del amado. Lo que hemos hecho los hombres, en todo caso, ha sido desmerecer continuamente el amor de Dios. Y Él, tenazmente, a pesar de nosotros mismos, nos sigue llenando de su amor. Con gratuidad absoluta. Por eso, al recibirlo gratuitamente no podemos hacer otra cosa que darlo gratuitamente, al igual que lo recibimos.

Todos tenemos la capacidad de hacerlo. Como Bernabé, que "era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe", todos podemos llegar a serlo también. Basta que nos sintamos amados inmensamente por Jesús, por hacernos cada vez más conscientes de que nos ha amado al extremo de entregarse por nosotros, los que le hemos sido infieles, los que hemos despreciado su amor desde el principio, para percibir la magnitud de ese amor y no tener otra opción que sucumbir a su cortejo continuo y tenaz. De esa manera, nos haremos también nosotros hombres de bien y llenos del Espíritu Santo y de fe, poniéndonos en sus manos con absoluta docilidad para que Él nos envíe donde quiera, donde su deseo de seguir amando nos lance, donde dejemos que fluya su amor a los que Él quiera...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario