sábado, 12 de diciembre de 2020

Guadalupe nos trae la ternura de nuestra Madre

 Nuestra Señora de Guadalupe Historia | Misión Santa Inés

La historia de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe al indio San Juan Diego es una historia toda ella traspasada de la ternura y la dulzura de la Madre de Dios. Son impresionantes las frases que escucha Juan Diego de los labios de la Guadalupe. En ese diálogo franco, sincero, confiado, inocente, él se dirige a Ella con toda la naturalidad. Su humildad quisiera que la Virgen hubiera elegido a otro para que fuera su portavoz, pero Ella no ha pensado en nadie más, pues conoce bien a quien ha elegido, y sabe de su pureza y de su inocencia. En esos encuentros se da perfectamente el cumplimiento de lo que Jesús le había pedido a su Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Juan Diego es uno de esos hijos encomendados por el corazón amoroso de Jesús al cuidado de su Madre. Juan Diego, sabiéndose casi insignificante se deja arrullar por ese amor y asume sin tardanza el encargo de la Madre. Siendo como es, humilde y sencillo, se atreve a acercarse al Obispo para pedir lo que mandaba la Señora. Sabemos bien todos los acontecimientos que se desarrollan alrededor de estos encuentros. El Obispo no está convencido de lo que le relata Juan Diego. Éste insiste una y otra vez para tratar de hacerlo entrar en razón, sin mucho éxito. Hasta que sucede el milagro de la Tilma santa en la que queda reflejada la imagen de la Mujer Bella, engalanada con hermosas rosas que engrandecen aún más el milagro, pues donde son recogidas no es sitio donde nazcan ni crezcan esas flores en esa temporada.

La Virgen deja su regalo. Y con ello, confirma su intención: Estar en medio de su pueblo, pues es la misión que le ha encomendado su Hijo. Su amor de Madre no le permite quedarse de brazos cruzados y por ello ha salido al encuentro de ese hijo suyo, Juan Diego, representante en cierto modo de esa humanidad de la América que aún despertaba a la fe, y echaba las bases para hacerse la Misionera más importante de todas. Esa historia de América está plagada de personajes impresionantes que se colocaron en las manos de Dios y fueron recorriendo cada rincón de las nuevas tierras para dar a conocer a Jesús y a su amor salvador. Si echáramos la vista atrás y tratáramos de identificar a cada misionero y misionera que caminado por todas las rutas de América, no tendríamos la capacidad de verificarlo. Por supuesto que en esa historia nos encontramos con todas las diversidades que siempre ha ofrecido la humanidad. Los mismos misioneros vivieron cada uno su propio viacrucis. Las situaciones de los diversos grupos étnicos con los que se encontraban, con su inimaginable cantidad de creencias, les dificultaban grandemente su labor. Algunos de ellos ni siquiera llegaron a pisar tierra firme pues eran asesinados incluso antes de poder descender de las naves desde donde habían surcado el océano. A esto se añaden las andanzas que tenían que emprender por caminos inhóspitos, totalmente desconocidos para ellos, en los que solo el amor a Jesús y el amor a los hermanos puede hacer comprensible esa tarea tan impresionante.

En medio de todo eso, surge esta figura de la Madre de Guadalupe. Es realmente impresionante la dulzura de la Virgen en referencia a su contacto con Juan Diego. Las dudas lo acosaban y con toda franqueza se lo expresaba a la Virgen. Pero la frase que oye Juan Diego de los labios de la Guadalupe son el mejor bálsamo posible que se pueda escuchar: "No tienes por qué temer... ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?" Es la certeza mayor que junto a Juan Diego podemos tener todos los hijos de María. Si Ella es la Mujer nueva, la Madre de Dios, la elegida por el mismo Dios para ser su Madre, si Ella desde el mismo principio fue anunciada por el mismo Yahvé como la que tendrá el descendiente que le pisará la cabeza a la serpiente y lo dejará totalmente derrotado, si Ella desde la Cruz es el regalo más entrañable que nos ha dejado Jesús a todos, pues es su propia Madre que nos deja como Madre nuestra, podemos tener la certeza de que jamás dejará de cumplir su tarea. Ella es la Madre amorosa que cumplirá perfectamente y que nos hará sentir ese amor materno que jamás nos faltará. Su amor no es otra cosa que el reflejo de lo que es el amor también materno de Dios. El amor divino se ha hecho materno en María: "María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: '¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor'. María dijo entonces: 'Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz". Es Ella. La Madre de Dios. La Madre de todos los cristianos. La que nos hace sentir la ternura de su amor cuando nos dice: "¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?"

5 comentarios:

  1. Señor, asi como Maria supo acoger el anuncio del ángel, permite q nosotros sepamos escuchar y aceptar lo que quieres decirnos en nuestra oración😌

    ResponderBorrar
  2. Padre que linda la historia de la virgen de Guadalupe que nos siga cuidando a todos y bendiciones para usted.

    ResponderBorrar
  3. Confieso.que he tenido lágrimas de gozo por este relato del día que celebramos hoy, el de la aparición de Ntra Sra de Gudaluoe, la Lupita la Madre de Dios que se aparece a un humilde e inocente hombre el Santo Juan Dieguito. Aque lla mujer primer sagrario del Hijo de Dios hecho hombre, escoge a seres tan humilde como el también hombre también rebelde el Indio Coromoto. También nosotros le deberíamos contestar, como la prima Isabel, como vienes a nosotros, nada más y nada menos que la Madre de Dios? Pues si. Nos ama tanto, con sus ojos misericordiosos, que viene a nosotros porque quiere llevarnos a su Hijo. Gracias Madre, porque de muchísimas maneras te has manifestado a la humanidad a mi familia. Gracias por tus infinitas intercesiones por nosotros. Gracias por estar allí, pues eres Madre de Dios y Madre nuestra💗💗💗

    ResponderBorrar
  4. Para la Virgen Maria estar en el medio de su pueblo, es lo que le ha encomendado siempre su hijo.

    ResponderBorrar
  5. Para la Virgen Maria estar en el medio de su pueblo, es lo que le ha encomendado siempre su hijo.

    ResponderBorrar