jueves, 28 de noviembre de 2019

Soy débil, pero contigo soy invencible

Resultado de imagen de alzad vuestras cabezas porque vuestra redencion esta cerca

"Nunca se pone más oscuro que cuando va a amanecer", dice esta sabia frase que nos anima a seguir adelante a pesar de las penumbras que se puedan presentar en el transcurso de nuestras vidas. Los momentos de oscuridad hay que comprenderlos, de este modo, como preludio de la luminosidad que se nos avecina. Nuestra vida no es "químicamente pura", pues en ella las posibilidades de dolor y de alegría, de sufrimientos y de gozos, se alternan. Muchas de ellas serán efecto de nuestras propias decisiones, por lo cual nos las estaremos procurando nosotros mismos, pero también, en buena parte, no dependerán de nosotros, sino que nos vendrán ya hechas. Ante ello, tenemos la responsabilidad de tomar una actitud que las asuma o que quiera esconderse de ellas. Si buscamos escondernos, estaremos intentando un camino poco menos que inexistente. Es imposible encontrar una vida que no presente estos vaivenes. Los claroscuros vitales son prácticamente parte esencial de la vida de cualquiera. Más aun, en el paso por ellos es que se desarrollará la vida personal. En la solución de los conflictos y en el disfrute de los gozos está la esencia vital. Podríamos afirmar incluso que el atractivo principal de la vida está allí. No es la rutina, la monotonía, lo que hace que la vida valga la pena vivirla. Son las sorpresas, los vaivenes, la puesta a prueba de las propias fuerzas y de la propia sabiduría para enfrentar y resolver los conflictos, lo que hace que todo sea atractivo. La misma providencia amorosa de Dios ha puesto en nuestras manos los elementos necesarios para que asumamos con plena responsabilidad esta esencia de vida. Nuestra inteligencia y nuestra voluntad, y todas las herramientas que podamos tener a la mano, son riquezas que Dios ha colocado en nosotros como aperos esenciales para avanzar.

Y por si fueran pocas estas dos certezas, por un lado, la naturaleza variopinta de las experiencias vitales, y por el otro, la capacidad que Dios mismo con su providencia nos ha regalado para avanzar, tenemos un elemento añadido que proviene ya no de nuestra propia naturaleza, esencial o añadida por Dios, sino que en demostración de la infinita generosidad de Dios, impulsada por su amor a los hombres, representa la mayor de las fortalezas con la que podemos contar: su presencia como auxilio, como poder, como apoyo y como consuelo en toda ocasión de nuestra vida. En esa lucha cotidiana por sobreponernos a la oscuridad que se presenta antes del amanecer, el Señor nos ha prometido su compañía y su fortaleza. El pretender luchar en soledad contra las sombras que se presenten puede considerarse muy heroico. Pero puede llegar a ser una demostración absurda de soberbia. Saber que Dios está a la mano, que Él se ofrece para ser auxilio en toda ocasión, y no tender la mano para ser sujetados por Él, es un movimiento tonto que descubre una actitud de autosuficiencia que puede llegar a ser fatal. Él mismo afirma que ha venido para ser la fortaleza de los débiles, para ser el defensor de los humildes, para ser el sustento de los últimos. Y ha dicho que es necesario reconocerse humildemente en la indigencia para que su ayuda pueda estar asegurada. "El que se humilla será ensalzado". "Los últimos serán los primeros". "El que quiera ser el primero, que sea el servidor de todos". Y lo entendió San Pablo, cuando maravillosamente resumió todo diciendo: "Cuando soy débil, soy fuerte, pues residirá en mí la fuerza de Cristo".

Fue la experiencia personal de Daniel, quien se abandonó radicalmente en las manos de Dios. En el momento de mayor oscuridad de su vida la única baza que le quedaba era el mismísimo Dios. Y no le falló. Dios demostró todo su poder, evitándole una muerte segura. Tan clara fue la demostración que el mismo rey Darío reconoció: "¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones". Por eso, nuestra confianza no debe estar fundada solo en nuestra propias fuerzas. En ocasiones ellas no bastarán. En momentos de crisis importantes, incluso en momentos de crisis terminales, debemos abrir nuestros corazones confiadamente ante el Señor. Debemos echar mano de nuestra confianza de hijos amados infinitamente por Dios para experimentar su fuerza y su amor. Es la invitación que nos hace Jesús como actitud a asumir al final de los tiempos: "Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación". Será el preludio del amanecer más hermoso, el del nuevo día eterno en el que reinaremos todos junto a Jesús, al que precederá la oscuridad más cerrada de todas, pero que será el anuncio del día luminoso en el que el mal será totalmente vencido y ya jamás volverá a presentarse su oscuridad malsana.

1 comentario:

  1. S-30 "El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría."

    Bendiciones

    ResponderBorrar