viernes, 18 de octubre de 2013

El Jesús de San Lucas

El Evangelio de San Lucas tiene sus bellas particularidades. Cada uno de los evangelistas es un verdadero teólogo, pues busca resaltar, basado en los datos históricos que haya recabado sobre Jesús, su Persona, su Mensaje y sus Obras, lo que considera más importante para el público al que dirige el anuncio de la Buena Nueva de Cristo. Lucas, el autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, es, así uno de los teólogos evangelistas... Su persona es ya, en sí misma, atractiva. En primer lugar, es el único de los evangelistas que no es hebreo. Probablemente nació en Antioquía de Siria, lugar al que acompañó a Pablo en sus correrías apostólicas, y en el cual, según apunta en los Hechos de los Apóstoles, por primera vez se les dio a los seguidores de Jesús el nombre de cristianos. Hay quienes afirman que era uno de los setenta y dos discípulos de ese grupo amplio que seguían a Jesús y que fueron enviados por Él de dos en dos a anunciar la llegada del Reino de Dios, pero de esto no hay absoluta certeza. Lucas fue discípulo de San Pablo, lo cual queda firmemente evidenciado en la redacción de los Hechos de los Apóstoles, que se inician narrados en tercera persona, cuando se refiere al ciclo de Pedro, y súbitamente, al aparecer Pablo en su ciclo, la narración cambia a primera persona, incluyéndose el mismo Lucas entre los protagonistas...

Su mentalidad es estrictamente investigativa, consecuencia de tener formación científica, pues era médico de profesión. Así lo identifica San Pablo, llamándolo "Mi médico amado". Por ello, al inicio de su Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, hace una introducción explicando el "método científico" que ha usado para la recopilación de los datos que le han servido para conformar los escritos. En ambas introducciones se dirige a un tal "Querido Teófilo", que, en realidad, es un personaje genérico. "Teófilo" significa "El que ama a Dios", lo cual significa que Lucas dirige su Evangelio y los Hechos a cualquier hombre o mujer que ame a Dios y que quiera conocer de Jesús para seguirlo con fidelidad...

Quizás el detalle de composición más llamativo del Evangelio de San Lucas es el de ser el único que narra con matices precisos la infancia de Jesús. Muchos han dicho que esto se debe a que Lucas hizo una especie de "entrevista" a la Virgen María, a la cual, por supuesto, tuvo que haber conocido y con la cual habría tenido frecuentes contactos, queriendo como "beber" de la fuente que le podía proveer de conocimientos de la infancia de Jesús para ahondar en su "biografía", y así, como buen científico, presentarlo a las gentes. En las especulaciones más piadosas sobre la figura de Lucas, hay quienes afirman que realizó una pintura de la Virgen María, que por supuesto, sería la primera realizada en la historia. Hay versiones de esa pintura que dicen que hizo Lucas, pero que son de data muy posterior, por lo cual, probablemente este dato no sea cierto históricamente. De todas maneras, a Lucas tradicionalmente se le ha llamado también "El Pintor de la Virgen".

En todo caso, lo más interesante de Lucas es el mensaje que quiere hacerle llegar a sus lectores. Su público es el de los cristianos provenientes del paganismo, ávidos de conocimientos de Jesús y dichosos por el mensaje que se transmite referente a la salvación universal. Lucas quiere dejar claro, como buen discípulo de Pablo, que no serán sólo los judíos los beneficiarios de la Redención de Jesús, sino todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todas las geografías... Jesús ha sido enviado a rescatar a los hombres, y el amor con el que el Padre encomienda esta misión a Cristo no puede quedar reducido sólo a un pueblo mínimo como el hebreo, totalmente insignificante y casi desconocido, aunque fuera el pueblo elegido por Dios. El amor de Dios da para mucho más y abarca a todo el universo...

Podríamos acentuar tres aspectos fundamentales del Evangelio de Lucas, en los cuales él quiere hacer especial incidencia y que transmite con claridad... El primero de ellos es la preferencia de Dios por los pobres. Es insistente la presencia de ellos, de los necesitados, de los humildes, de los desposeídos y humillados en el mensaje y en la obra de Jesús. Son los pobres los que motivan a Dios, y la búsqueda de la justicia hacia ellos los que lo hacen enfrentarse decididamente a los ricos y poderosos. La obra de Jesús está siempre dirigida a hacer justicia a los oprimidos del mundo, a invitar a los ricos a desprenderse de sus riquezas y ponerlas al servicio de los más necesitados, a evitar siempre hacer del dinero un ídolo que desvíe del servicio debido exclusivamente a Dios... No es un mensaje de odio a los ricos, como pretenden algunos que buscan ideologizar el mensaje de amor de Cristo, sino de invitación a ellos a ser solidarios, a vivir la pobreza de espíritu, la humildad, la sencillez, la verdadera fraternidad que se basa en la solidaridad amorosa...

El segundo aspecto es el de la presentación del Dios misericordioso. Lucas es el único que refiere la parábola del Hijo Pródigo, que más propiamente se debería llamar la Parábola del Padre Misericordioso, pues es la figura que realmente quiere resaltar el relato. Allí nos dice que el Padre, en primer lugar, respeta absolutamente la libertad de sus hijos, que se duele de que se alejen y destruyan esa misma libertad que él les ha regalado, esclavizándose tontamente y llegando a ser prácticamente una piltrafa humana, una caricatura de lo que era originalmente cuando estaba en casa. Pero que es un Padre que no pierde nunca la esperanza de recuperar a su hijo, y por eso sale todos los días a la vera del camino a otear el horizonte con la ilusión de ver a su hijo regresar a casa. No deja de hacerlo un solo día. Es un Padre que ama y espera. Y que apenas descubre a lo lejos la figura de su hijo que retorna derrotada, hecho nada, no espera que llegue a los predios de la casa, sino que sale emocionado en carrera a encontrarlo en el camino. Allí lo abrazo, lo colma de besos y le hace recuperar su plena dignidad de hijo suyo. Y es tan denso el clima de ternura, de perdón, de alegría del padre, que el plan que había diseñado el hijo para regresar, diciéndole al padre: "He pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus obreros...", queda totalmente desecho... El padre le devuelve toda su dignidad, lo viste, lo calza, le da su anillo y manda a preparar una fiesta, "porque este hijo mío estaba muerto y ha resucitado; lo habíamos perdido y lo hemos encontrado..." El clima de perdón, de reconciliación, de acogida, de misericordia, de alegría por el regreso, se dio gracias al arrepentimiento del hijo, pero es un paso que, siendo necesario, queda atrás. Lo que permanece es el abrazo, el beso, la alegría, la misericordia, el perdón, la recuperación de la dignidad... Para Lucas es muy importante que esto quede claro. Dios es un Dios de misericordia y de perdón. Es un Padre que no está acusando, sino que tiene como objetivo final que su hijo entre de nuevo a la casa, con todas las prerrogativas que siempre tuvo, y que perdió por el mal uso de su libertad... El Padre es un Padre misericordioso...

Y el tercer aspecto es el de la alegría. Los cristianos deben ser hombres y mujeres que vivan la felicidad a plenitud. No tiene sentido un cristiano triste, porque Dios es el Dios de la Alegría. Hay una invitación constante en el Evangelio de Lucas a buscar siempre razones por las cuales estar felices. El fin de la Parábola del Padre Misericordioso es una fiesta. Y el Padre quiere que estén presentes todos, incluso el "hijo fiel", que en principio se negaba a entrar en el banquete. Las parábolas de la oveja descarriada y de la moneda perdida son un ejemplo claro del clima de fiesta que deben vivir los cristianos. Cuando se encuentra la oveja perdida, el pastor llama a sus amigos a celebrar porque la ha encontrado.La señora que halla la moneda que se le había perdido, invita a sus amigas a celebrarlo... ¡Quizá hasta gastó más en la fiesta que hace para celebrarlo que lo que valía la moneda! Pero no importaba... Había que celebrar. Lo importante era el espíritu de alegría que había que vivir... Y esto es lo que quiere Dios para todos los cristianos. Es lo que vino a pedirnos Jesús. Él quiere que todos los hombres y mujeres vivamos en la alegría de sabernos amados infinitamente, de sabernos redimidos... De tener a un Dios que es todo amor y misericordia, que es un Dios que no nos acusa, sino que quiere nuestro bien para siempre...

Lucas nos trae a un Jesús cercano, amigo de los pobres, misericordioso y alegre... No nos alejemos jamás de ese Dios que nos ha traído Jesús...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario