jueves, 2 de enero de 2020

Eres mi único Dios y solo de Ti me viene la salvación

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La manipulación de Dios o de Cristo, de su amor o de su verdad, en función de los intereses personales, individuales o grupales, ha sido una constante en la historia. Hay quienes pretenden justificar conductas impropias, inmorales o incluso tiránicas, apoyándose en la revelación, desvirtuando completamente el espíritu de lo que el mismo Dios ha querido transmitir a los hombres como verdades fundamentales sobre las cuales basar los criterios y conductas de los verdaderos seguidores de Cristo. Algunos no llegan a manipularla, pero sí la parcelan o recortan, presentando solo un aspecto de la obra de liberación que realiza Jesucristo, reduciéndola a una simple liberación, sociológica o material, o por el contrario, una liberación de corte solo espiritualista y pietista. Algunos otros llegan al extremo del absoluto desprecio de Dios, afirmando incluso su muerte o su sustitución por los "nuevos mesías" surgidos en algún momento de la historia, basando la irrupción de ese protagonismo en la declaración de la superación de aquellas ideas supuestamente trasnochadas que promulgan Jesús y sus seguidores. A decir de ellos, los caminos que hay que emprender para lograr un mundo mejor ya no son los propuestos por el cristianismo, por cuanto han demostrado su ineficiencia, pues el mundo sigue mal o está peor que antes. Surgen así esos "nuevos mesías" que hacen innecesaria la presencia de Jesús en la historia humana. "Yo no necesito a Dios. Ya tengo a fulano, el nuevo mesías", llegan a afirmar. Es un interés cada vez más extendido que demuestra que existe una especie de "lobby" anticristiano, en el que los cristianos quedamos muy mal parados, ridiculizados el extremo, tachados de retrógrados, defensores de ideas trasnochadas que nada tendrían que ver con un mundo que ha progresado y ha dejado atrás criterios que no cuadran con estilos de vida modernos y "superiores". Quienes se aferran a las verdades de la fe estarían haciendo que el mundo frene su progreso y no dejarían que la modernidad tenga un camino más expedito y "esperanzador".

De este modo se van fabricando dioses a la medida de los intereses personales o grupales. Hoy existe una especie de "supermercado de la fe", en el que se puede encontrar un "dios" que promueve el "amor libre", el que bendice el ejercicio del amor homosexual pues bendice todo tipo de amor, el que abre las puertas a los atentados contra la vida en el aborto o la eutanasia por cuanto quiere una calidad de vida superior en el hombre, el que justifica la lucha de clases y por lo tanto bendeciría el comunismo ateo -"El comunismo es el cristianismo más puro", dirían-, el que apoya una economía de mercado absolutamente inhumana y sin corazón pues afirmó que siempre habrá pobres entre nosotros, el que está en contra de la propiedad privada pues él ha creado todo para todos, el que bendice todo avance científico sin importar hasta dónde pueda llegar pues ha dado al hombre la capacidad cuando lo proveyó de inteligencia, voluntad y libertad, el que aprueba el dominio de hombres sobre hombres o de pueblos sobre pueblos pues aprobó y apoyó el dominio de Israel sobre las naciones circundantes, el que bendice el matrimonio homosexual y la adopción de hijos por parejas homosexuales pues lo que importa es el amor que se tengan por encima de todo, el que se pone a la mano de tal manera que puede ser manipulado a placer entrando en conjunción con el uso "espiritual" de la brujería, de la adivinación, de la hechicería, de las cartas... En ese supermercado espiritual se encuentran dioses para todos los gustos. Simplemente entras en él y escoges el que más se adapta a tus necesidades... Lo más triste de todo es que creemos que somos originales en esto, y la historia nos demuestra que en el hombre esta tentación es tan antigua como su propia existencia. La trampa que le puso la serpiente a Adán y Eva es exactamente la misma siempre. "Serán como dioses". Y los hombres, ingenuos por vanidosos, soberbios y egoístas, siempre caemos en ella. Queremos ser dioses, o hacernos a un dios a la medida de nuestros intereses y conveniencias.

La Palabra de Dios, siendo viva y eficaz, es siempre actual. Dios mismo nunca pasa de moda. Y por ello siempre nos pone sobre aviso de lo que sucederá entre nosotros, para que no nos sorprenda lo que sucede y no nos dejemos manipular por esos cantos de sirena. "¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre. En cuanto a ustedes, lo que han oído desde el principio permanezca en ustedes. Si permanece en ustedes lo que han oído desde el principio, también ustedes permanecerán en el Hijo y en el Padre; y ésta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna". Se trata de mantener en el corazón de cada uno la pureza de la palabra de Dios y su promesa de salvación por la escucha de ella. No es el engaño el que nos va a salvar. Es la fidelidad. Así lo dio a entender también Juan Bautista, quien se hubiera podido aprovechar de su prestigio: "Yo bautizo con agua; en medio de ustedes hay uno que no conocen, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia". Él fue fiel a su misión: "Yo soy la voz que grita en el desierto: 'Allanen el camino del Señor', como dijo el profeta Isaías". Nunca quiso suplantar a Aquel al que anunciaba ni aprovecharse de las circunstancias por la fama que había adquirido. En el camino de nuestra fe no existen "supermercados". La única oferta que podemos aprovechar es la que nos hace el mismo Dios de escuchar a su Hijo Jesús, de seguirlo, de ser suyos, de hacer de su victoria sobre la muerte y sobre el pecado nuestra propia victoria y de encaminarnos con Él, viviendo en su amor y en la fraternidad humana, hacia el logro de la vida eterna, que será la experiencia interminable de su amor y de la felicidad.

1 comentario:

  1. Yo resaltó de esta reflexión lo siguiente, que me atrevo a compartir:

    "Lo más triste de todo es que creemos que somos originales en esto, y la historia nos demuestra que en el hombre esta tentación es tan antigua como su propia existencia. La trampa que le puso la serpiente a Adán y Eva es exactamente la misma siempre. "Serán como dioses". Y los hombres, ingenuos por vanidosos, soberbios y egoístas, siempre caemos en ella. Queremos ser dioses, o hacernos a un dios a la medida de nuestros intereses y conveniencias. La Palabra de Dios, siendo viva y eficaz, es siempre actual. Dios mismo nunca pasa de moda. Y por ello siempre nos pone sobre aviso de lo que sucederá entre nosotros, para que no nos sorprenda lo que sucede y no nos dejemos manipular por esos cantos de sirena"

    Hay que estar muy atentos porque la Historia se repite y al desconocerla se cae en los mismos errores. Esto recuerda la "Rerum novarum". Qué actual sigue siendo.!!!

    Dios nos bendiga y seamos fieles a la palabra de Dios y al Magisterio de la Iglesia católica. Si somos fieles al final nos espera el abrazo del Padre. Franja.

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