domingo, 21 de febrero de 2021

Vamos al desierto con Jesús para vencer al mal con Él

 Resultado de imagen para En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás

La Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Verbo Eterno de Dios, el Hijo de Dios, que se ha hecho hombre aceptando la propuesta del Padre para el rescate de la humanidad pecadora -"Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"-, ha asumido su misión con todas la carga que ello implicaba. Hacerse hombre no era simplemente "aparecer" en el mundo como uno más, sino que implicaba la asunción de la naturaleza humana con todas sus características y consecuencias, viviendo la misma vida de cualquiera, naciendo como uno más de una mujer como todos, viviendo en una familia como uno más. El periplo humano del Dios hecho hombre no fue en nada distinto al de cualquiera de nosotros. Ello implicaba pasar por todas las etapas por las que pasa cualquier hombre, sin dejar ninguna por fuera. Por eso ríe, goza, disfruta de las amistades, conoce y comparte con los amigos. Y por eso también sufre el dolor, la tristeza, las decepciones, los desencantos. Y también por eso, como la vida de cualquier hombre, deberá rendir el tributo a la muerte. En Él este tributo tendrá una connotación diversa, por cuanto será una muerte con un contenido muy específico, pues implicará no una desaparición de una vida, sino el rescate de todas las vidas de los hombres de la muerte en la que estaban sumidos. Su condición de Dios que asume la humanidad lo hacía estar muy lejos del pecado. Y aún así, no solo muere por el pecado y el mal del hombre, que toma sobre sus hombros y lo lleva a la cruz y al sepulcro para vencerlo, sino que muere para rescatar al hombre de esas garras que lo tenían encadenado. La muerte de Jesús es muerte liberadora, no solo, por lo tanto, de signo negativo, con todo lo dolorosa que pudo haber sido, sino convertida en el signo más positivo que se puede dar a la vida de la humanidad, pues la rescata y la coloca de nuevo en el sitio que le corresponde, junto a Dios para vivir la felicidad en plenitud.

En ese recorrido de la vida humana que debe cumplir el Redentor como Dios que asume la humanidad, no podía Él sustraerse de la experiencia que ha vivido el hombre que ha sido conquistado por el mal y ha sido tentado con los más grandes beneficios humanos y materiales si se decide a servir al demonio. En los cuarenta días en el desierto al que el Espíritu conduce a Jesús, Satanás toma la batuta y pretende tentarlo con las mismas tentaciones que le han dado tan buenos resultados con los hombres. No se diferencia en nada de la experiencia que tiene cada uno de nosotros. Las tentaciones del poder, del tener y del placer son las que el demonio pone delante de Jesús en su intento de hacerlo sucumbir: "En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás". Evidentemente Jesús vence al demonio. Comienza así su historia de victorias sobre el mal. Jesús vence y con ello nos invita a todos a seguir sus pasos. El desierto y las tentaciones no serán jamás extrañas a nosotros. Cada uno recorrerá su desierto y será siempre tentado por el demonio de diversas maneras, como se atrevió a hacerlo con Jesús. En ese sentido, la fuerza de Jesús es también nuestra misma fuerza. Nuestro itinerario podrá ser el mismo que el de Cristo, pues siendo cada uno de nosotros tentados por el mal, con esa fuerza espiritual que nos da el Redentor, podremos vencer siempre, pues nunca la fuerza de la tentación será mayor que la de Jesús que nos acompaña: "Dios es fiel y no permitirá que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas". Y aún más: la victoria nos servirá de purificación y de fortalecimiento. Purificaremos nuestro espíritu y cada victoria nos hará más fuertes. Tentación y purificación van de la mano y avanzan sólidamente si logramos ir venciendo en cada paso.

En el diluvio la humanidad fue purificada: "Esta es la señal de la alianza que establezco con ustedes y con todo lo que vive con ustedes, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi alianza con ustedes y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir a los vivientes". De este modo, el diluvio se convirtió en signo del bautismo que nos regala Jesús para darnos la nueva vida que nos enaltece y nos lleva a la situación de salvados para avanzar en el camino hacia la plenitud de la alegría. La experiencia de desierto que vamos a vivir cada uno de nosotros, se equiparará a la de un bautismo, pues nos impulsará a purificarnos venciendo las tentaciones que pondrá en nuestro caminar el demonio: "Queridos hermanos: Cristo sufrió su pasión, de una vez para siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para conducirlos a Dios. Muerto en la carne pero vivificado en el Espíritu; en el espíritu fue a predicar incluso a los espíritus en prisión, a los desobedientes en otro tiempo, cuando la paciencia de Dios aguardaba, en los días de Noé, a que se construyera el arca, para que unos pocos, es decir, ocho personas, se salvaran por medio del agua. Aquello era también un símbolo del bautismo que actualmente los está salvando, que no es purificación de una mancha física, sino petición a Dios de una buena conciencia, por la resurrección de Jesucristo, el cual fue al cielo, está sentado a la derecha de Dios y tiene a su disposición ángeles, potestades y poderes". Las tentaciones deben transformarse, entonces, de experiencias negativas a experiencias enriquecedoras, por cuanto nos equiparan a Jesús que las sufrió también, y que se une a nosotros para que sepamos sacarle provecho purificándonos al vencerlas y encaminarnos por las rutas que nos hacen avanzar hacia la perfección que viviremos plenamente en la eternidad feliz junto a nuestro Padre Dios.

7 comentarios:

  1. Somos verdaderamente hijos de Dios, que nos dió a su hijo, Jesucristo, para recibir la crucifixión de aquellos a quienes quería perdonar y nos trajo la oportunidad de cambiar cuando nos propongamos a sentirlo en nuestro corazón y por esto el mensaje es claro y con infinita misericordia: "Arrepiéntanse y crean en el evangelio de nuestro Señor Jesucristo." Amén 🙏.

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  3. Amado Señor que hoy podamos tener un verdadero diálogo contigo de corazón a corazón😌

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  4. Señor Jesús, que seamos conscientes que estás tú a nuestro lado,en cada momento de nuestra vida y contigo venceremos todas las tentaciones y saldremos victoriosos!!!

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  5. "Señor infunde en nosotros un corazón nuevo y espíritu nuevo". Dios le bendiga Padre Ramón.

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  6. Señor,ayudanos a enfrentar las tentaciones que caminan a nuestro lado,muestranos el camino de la verdad y de la libertad para vivir con alegría nuestro compromiso cristiano.

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  7. Señor,ayudanos a enfrentar las tentaciones que caminan a nuestro lado,muestranos el camino de la verdad y de la libertad para vivir con alegría nuestro compromiso cristiano.

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