martes, 16 de febrero de 2021

Jesús nos rescata, nos reconstruye, nos reencamina

 Resultado de imagen para Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes

La rotura interna del hombre por el pecado y su empeño por seguir ese camino de autodestrucción, centrando su vida exclusivamente en sí mismo, buscando una autopromoción en la que piensa que puede sustentar su vida sin necesidad de más nada, ha provocado la ausencia de Dios en el mundo. El Creador sigue proporcionando bienes, sigue siendo providente y generoso, sigue haciendo que la creación sea prolífica para el hombre, pero éste se ha enceguecido de tal manera que es incapaz de percibir quién es la fuente de todos esos bienes que le son concedidos. En su vanidad, cree que todo se lo va proporcionando él mismo, como si tuviera la virtud divina de sostener lo creado y de hacer surgir los frutos que le da la naturaleza. Y aun va más allá, por cuanto aquella fraternidad original en la que se vivía la total armonía, la considera una rémora que debe ser anulada, y se empeña así en ver al otro como un competidor contra el cual tiene que luchar para poder ascender. Los ídolos del poder, el placer y el tener, son sus nuevos dioses. De servir al Dios amoroso, creador y todopoderoso, prefirió servir a esos dioses que lo esclavizan y le roban la calidad humana. La humanidad ya no es una comunidad de hermanos, sino un conglomerado de hombres que luchan por destacar sobre los demás, no importando lo que haya que hacer para lograrlo. No era esta la idea original de Dios, pues en su mente existía un mundo de hermanos en el que todos fueran familia, conscientes de ser todos hijos del mismo Padre de amor. La libertad que Él le había donado a los hombres fue tan mal utilizada por el hombre, que desvirtuó totalmente lo que era la voluntad divina. El poder de la libertad humana es tal que llega incluso a deshacer el plan original divino. Sin embargo, ese Dios de amor, aun dolido por ese paso errado que ha dado el hombre, quiere ofrecer una nueva oportunidad a su criatura amada, por lo que en esa historia de salvación, que al fin y al cabo es historia de amor, busca cómo rehacer al hombre roto.

Cuando la humanidad ya ha caído en la peor debacle, el pensamiento de Dios es definitivo: la hará desaparecer, pues no fue para eso que la creó. Pero siendo amor y misericordia infinitos, prefiere dar una nueva oportunidad. Percibe la fidelidad de Noé y de los suyos, en medio de la corrupción del mundo, y con esa semilla de bondad busca rehacer a la humanidad: "Dijo, pues, el Señor: 'Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho, junto con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho'. Pero Noé obtuvo el favor del Señor. El Señor dijo a Noé: 'Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie del suelo a todos los vivientes que he hecho'. Noé hizo todo lo que le mandó el Señor". Este texto en forma de parábola ilustra la desilusión del Señor, pero también su misericordia infinita. Nada obliga a Dios a mantener vivo al hombre y mucho menos todo lo creado. Pero Dios es un comprometido con el amor. Y habiendo amado desde el principio, ese mismo amor lo lanza a seguir adelante con su compromiso. Siendo la libertad un don divino, el mismo Dios reconoce que el mal uso de ella es en cierto modo consecuencia de su regalo. Sin ser culpable, en un gesto que anticipa el que hará luego Jesús con su entrega, Dios enaltece a Noé para que sea el representante de esa nueva humanidad que recupera su identificación con el Señor.

Esta historia de mal uso de la libertad, habiéndose iniciado con el pecado de nuestros padres, Adán y Eva, es historia que se repite una y otra vez. Las voces que nos quieren atraer al bando de los sin Dios no dejan de hablar. Jesús mismo pone sobre aviso a los apóstoles, en el equívoco de la falta de pan para comer en la barca: "Jesús les ordenaba diciendo: 'Estén atentos, eviten la levadura de los fariseos y de Herodes'". Son las voces de los que quieren insistir en dejar a un lado a Dios, pues "estorba" para esa autopromoción tan añorada, para poder llegar a ser como dioses y servirse de esos ídolos que ya se han ido construyendo. Cuando resuenan en los oídos de los hombres, se empeñan en convencerlos de que ese es el camino del verdadero ascenso, en el engaño más vil que pueden sufrir, por cuanto es, por el contrario, camino de destrucción y hasta de desaparición. Los hombres de hoy siguen escuchando esas voces que siguen resonando en sus oídos. Son las voces que los invitan al individualismo, al egoísmo, a la vanidad, al hedonismo desenfrenado, al abuso contra los demás. Esa es la levadura de los fariseos de ayer y de hoy, que sigue siendo voz potente y muy atractiva para quien quiere emanciparse totalmente. Y el camino es muy claro: es el mismo que ya ha recorrido la humanidad desde que Jesús está presente en el mundo. Jesús nunca dejará de estar aquí, nunca dejará de actuar, pues para eso se ha hecho presente en la historia: "'¿Por qué andan discutiendo que no tienen pan? ¿Aún no entienden ni comprenden? ¿Tienen el corazón embotado? ¿Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen? ¿No recuerdan cuántos cestos de sobras recogieron cuando repartí cinco panes entre cinco mil?'. Ellos contestaron: 'Doce'. '¿Y cuántas canastas de sobras recogieron cuando repartí siete entre cuatro mil?'. Le respondieron: 'Siete'. Él les dijo: '¿Y no acaban de comprender?'" Si ya ha actuado favoreciendo al hombre siempre, si ya ha ido sembrando los valores del Reino entre nosotros, no dejará nunca de hacerlo. Sus acciones nos acercan a Dios, pues en ellas podemos reconocer a ese Señor que nos rescata y nos reconstruye para que seamos suyos y vivamos esa plenitud de felicidad que desea que vivamos junto a Él.

4 comentarios:

  1. Señor, no vemos el infinito Amor que nos tienes somos duros de mente y corazón. Asi que no tengamos obstáculos para amarle y creerle☺️

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  2. Hemos recibido tantas muestras de la infinita misericordia del Señor, y son tantas las veces que El nos increpa: Y no terminan de entender?. Porque como conoce nuestra naturaleza, sabe que somos duros de corazón, que somos incrédulos. El siempre esta allí para rescatarnos. Señor danos mas Fe, danos mas vergüenza para reconocer nuestra mente primitiva y para buscarte mas a Ti, en todo momento. Amen, amen

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  3. En ésta lectura entendemos que a veces nuestra fe se va debilitando y Jesús nos recuerda sus acciones, por eso debemos pedirle que aumente nuestra fe y que nos haga partícipes de su pan multiplicado y compartido que nos da vida abundante.

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  4. En ésta lectura entendemos que a veces nuestra fe se va debilitando y Jesús nos recuerda sus acciones, por eso debemos pedirle que aumente nuestra fe y que nos haga partícipes de su pan multiplicado y compartido que nos da vida abundante.

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