domingo, 31 de enero de 2021

Jesús es el gran Profeta que implanta el Reino de Dios en el mundo

 EVANGELIO DEL DÍA: Mc 1,21-28: Enseñaba con autoridad | Cursillos de  Cristiandad - Diócesis de Cartagena - Murcia

La aparición en el futuro de un gran Profeta de Dios que superará incluso a Moisés, es una de las promesas que Israel guardaba como uno de sus grandes tesoros. Con todo lo que representaba el gran Moisés y todos los grandes personajes que se fueron sucediendo en la historia de Israel, liberado portentosamente del yugo egipcio, llevado con mano suave y poderosa por el desierto, haciéndolo vencer a todos los pueblos que se le enfrentaban, y finalmente introduciéndolo triunfante en esa tierra prometida que "manaba leche y miel", ese personaje anunciado por el mismo Moisés será el que lleve a su culminación la obra grandiosa de Dios en favor del hombre que había creado y del pueblo que se había elegido para sí. No será, por supuesto, una obra que favorecerá solo a ese pueblo elegido. Israel es la representación de la humanidad completa que recibirá absolutamente todos los beneficios que Dios quiere derramar, pues la humanidad y el mundo entero surgieron de sus manos para recibir toda ella y todo él el beneficio para el cual el Señor lo creó. Ningún hombre, sea del origen que sea, sea de las fronteras que sean, deja de haber surgido de las manos amorosas del Padre y por ello todos están destinados a disfrutar eternamente de todos los beneficios divinos. Israel se convierte así en el emblema de lo que vivirá toda la humanidad en ese mundo nuevo que es el Reino de Dios que ha venido a implantar Jesús. Él es es gran Profeta anunciado que viene a establecer ese tiempo nuevo, que es el tiempo del amor eterno que se vivirá en el Reino que será implantado estable y eternamente por Jesús: "Moisés habló al pueblo diciendo: 'El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharán. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: 'No quiero volver a escuchar la voz del Señor mi Dios, ni quiero ver más ese gran fuego, para no morir'. El Señor me respondió: 'Está bien lo que han dicho. Suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá todo lo que yo le mande. Yo mismo pediré cuentas a quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá'". Jesús es ese Profeta que asegura la presencia eterna del Padre, sus beneficios, su salvación y su amor eterno.

La preocupación de aquellos primeros discípulos era cómo hacer que la presencia de ese gran Profeta, Jesús, fuera de tal manera influyente que de verdad transformara una realidad en la que los hombres quedaban desplazados por la carga legalista de la fe que propugnaban las autoridades religiosas. Ellos, quizás por defender su primacía, quizás por no perder todas las prebendas de las que gozaban, quizás por sostener su bota sobre el cuello de ese pueblo que quería ser fiel a Dios, se empeñaban en sostener sobre todo a los más débiles, a los más sencillos, a los más humildes y a los desposeídos sometidos a sus dictámenes. Los apóstoles encaminaron a ese pueblo a la correcta comprensión de lo que Dios quería de ellos. No era tanto seguimiento de doctrinas o prescripciones sino la experiencia de una vida que asumiera que debían hacer presente a Dios y los valores del Reino en todo lo que vivían. Lo importante es el es amor, es la vida de fe, es la vida comunitaria en la que todos demuestren lo que conocen. Conocer sin vivir no tiene sentido. El conocimiento solo tendrá sentido si se lleva a la práctica en la vida de lo cotidiano: "Hermanos: Quiero que se ahorren preocupaciones: el no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Les digo todo esto para su bien; no para ponerles una trampa, sino para inducirlos a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones". Lo que importa es ser del Señor y que, en el estado en que sea, se viva siempre en la presencia de Dios y en el amor a los hermanos.

Por eso Jesús, en su primera aparición pública, además de enseñar con autoridad, mejor que los escribas, sustenta su enseñanza con las maravillas que hace. El Reino de Dios ya está entre nosotros. El Evangelista Marcos, más que preocuparse de lo que enseñaba Jesús, está interesado en demostrar cómo se debe vivir lo que enseña Jesús. Él ha llegado para liberar al hombre, para sanarlo. Él ha venido a establecer el Reino y sus valores de amor, de poder divino, de justicia, de fraternidad. Los gestos de sanaciones y liberaciones no son otra cosa sino la afirmación de que hay un nuevo tiempo. De que los deseos de dominio de unos sobre otros, sobre todo de los poderosos sobre los débiles, son ya tiempo pasado, pues en el Reino que se está estableciendo, eso ya no tiene cabida. Es el tiempo de Dios, que ya nunca se acabará. Y quien quiera disfrutar eternamente de todos sus beneficios, tendrá que abrir su corazón a ese Dios que está en Jesús y quiere inaugurar el tiempo nuevo del amor, que es para todos: "En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar: '¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios'. Jesús lo increpó: '¡Cállate y sal de él!' El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: '¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen'. Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea". Será la obra de Jesús iniciada con su presencia en medio de nosotros y que llevará adelante durante toda la historia futura, pues es el futuro que nos espera a todos.

1 comentario:

  1. El Señor Dios lo dijo, enviare un profeta de entre tus hermanos y pondré mis palabras en su boca que dirá todo lo que yo le diga. Jesús es ese profeta que asegura la presencia eterna del Padre,sus beneficios, su salvación y su amor eterno.

    ResponderBorrar