martes, 19 de enero de 2021

La Ley del Amor es la ley más importante de todas

 El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado |  InfoVaticana

La característica principal del Sacerdote es la de ser Mediador. El sacerdote del Antiguo Testamento era el mediador perfecto entre el pueblo y Dios. Mediante él llegaban a Yhavé las inquietudes, las necesidades, los dolores, los planes, las expectativas de todo el pueblo. Era como la conexión perfecta, por la cual se aseguraba que Dios recibía todas esas cosas que vivía el pueblo. Y luego, mediante la actuación del sacerdote, Dios hacía llegar al pueblo su palabra, sus exigencias, su voluntad, el camino que debían recorrer. Había un intercambio fluido y estable. La institución del sacerdocio de alguna manera aseguraba una estabilidad de la relación entre el hombre y Dios. No había manera en la que se pudiera decir que estaba rota la relación, pues al haber sacerdocio, había conexión. Dios se valía de sus sacerdotes para dar a conocer al pueblo su voluntad y sus exigencias. Y aunque esa relación estaba asegurada que se diera en el doble sentido pueblo-Dios, Dios-pueblo, la realidad era que el sacerdote era como el altavoz de Dios, pues el pueblo estaba convencido de que Dios hacía y seguiría haciendo siempre lo que más le convenía al pueblo, por lo que pocas exigencias podía poner en su presencia por mediación del sacerdote. Yahvé había demostrado siempre ser el Dios poderoso y amoroso, que favorecía a Israel por encima de todo, que buscaba siempre llenarlo de sus beneficios, que salía en su defensa ante los enemigos poderosos. Eso lo había hecho durante toda su historia. Y el mismo pueblo lo había experimentado en carne propia, a pesar de que había tenido también momentos de rebeldía en los que había preferido avanzar por otros caminos distintos de los de la sumisión a Dios y su obediencia, donde incluso había tenido la experiencia de la desgracia y del dolor de estar lejos de Aquel que le ofrecía la estabilidad y la plenitud. El sacerdocio era como el reclamo continuo que hacía el mismo Dios al pueblo para que asumiera que el camino correcto era el de la escucha y el cumplimiento de lo que Él pedía a través de estos mediadores especiales.

Por eso la presencia de Jesús como ese sacerdote perfecto, "según el rito de Melquisedec", era la llegada a la plenitud del ejercicio del sacerdocio. Yahvé establece a Jesús como ese mediador perfecto entre Él y la humanidad. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, por lo cual pisa las dos riveras de ambas naturalezas y nada queda de esa manera oculto para Él. La encarnación del Verbo es la inauguración de la era de la mediación perfecta. Jesús inicia no solo su obra de rescate definitiva y total, que ya no tiene vuelta atrás, sino que se establece a sí mismo como la mejor prenda de unión entre el Padre y la humanidad. A nosotros nos resta solo mantener ese deseo de estar siempre en contacto con Dios, a través de Jesús, mediador perfecto, para seguir obteniendo todos los beneficios que quiere seguir derramando sobre nosotros. No despegarnos de Él es nuestra única tarea y la que nos atraerá siempre los mejores beneficios: "Hermanos: Dios no es injusto como para olvidarse del trabajo de ustedes y del amor que le han demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes. Deseamos que cada uno de ustedes demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla su esperanza; y no sean indolentes, sino imiten a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido. Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo: 'Te llenaré de bendiciones y te multiplicaré abundantemente'; y así, perseverando, alcanzó lo prometido. Los hombres juran por alguien mayor, y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión. De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en Él, aferrándonos a la esperanza que tenemos delante. La cual es para nosotros como anda del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró, como precursor, por nosotros, Jesús, Sumo Sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec". Jesús es el precursor de nuestra nueva relación con el Padre, y ya jamás dejará de serlo.

En esa mediación perfecta Jesús va estableciendo las "reglas" de esa novedad de vida de la que Él es portador y que viene para que todos las asumamos y las hagamos propias. Que pasen a formar parte de nuestra vida de fe. No se trata de que lo anterior no sirva ya, sino que aquello será superado por la experiencia del amor y la fluidez en la relación con Dios, que será ya no solo una cuestión de norma o de disciplina, carente de la afectividad y de la relación personal que lleva esa unión a un nivel superlativo que no se queda solo en lo formal, sino que avanza hacia lo afectivo y lo espiritual, manteniendo las exigencias a los hombres, los anima a responder más por amor que por temor. Lo normativo debe quedar en lo accesorio. No desaparece, sino que sirve para poner el orden que debe existir, solo bajo la óptica del amor y de la buena relación con Dios: "Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas. Los fariseos le preguntan: 'Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?' Él les responde: '¿No han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?' Y les decía: 'El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado'". Jesús, como el sacerdote eterno que es, ya no está sujeto a los formalismos. Estos tendrán sentido solo en la medida en que sirvan al amor y a hacer llegar a los hombres todos los beneficios que Dios, desde su amor, tiene establecidos que sean para ellos.

4 comentarios:

  1. El amor, el idioma universal ...gracias por esta reflexión padre Ramón 🙏

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  2. Señor Jesús, renueva nuestra Fe para ser radicales en tu seguimiento☺️

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  3. Jesús vino a poner la normativa sobre la optica del amor y la buena relación con el hombre, con todos los beneficios del amor que tiene para nosotros.

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  4. Jesús vino a poner la normativa sobre la optica del amor y la buena relación con el hombre, con todos los beneficios del amor que tiene para nosotros.

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