domingo, 10 de mayo de 2020

El amor que le tengo a Dios lo expreso en el amor que le tengo a los hermanos

IGLESIA EVANGÉLICA BAUTISTA OURENSE - IGLESIA UNIDA DE OURENSE: Yo ...

El mensaje cristiano tiene su centro y su fundamento en el amor. Si de algo quiso Cristo que quedáramos convencidos los hombres con sus palabras y sus obras es del inmenso amor que nos tiene Dios, por lo cual no nos ha dejado abandonados en el camino, sino que ha tendido su mano a todos los que andábamos perdidos para que pudiéramos retomar el camino que nos conducía a la experiencia de ese mismo amor, que habíamos perdido por nuestra soberbia y nuestra tozudez. Es un amor que no tiene en cuenta el rechazo que había surgido del corazón de los hombres, engañados por el maestro de la mentira y de la manipulación, el demonio. Éste obtuvo su victoria no en su poder, que realmente no existe, sino en el poder que el mismo hombre puso en sus manos al dejarse embaucar y dejar su sustento sólido de vida, que era el amor de Dios, para abandonarse en su propia soberbia, la más débil de todas las armas, pues lo dejaba desnudo ante el rechazo de la vivencia del amor que era su única fortaleza. Con todo el peso negativo que tiene el rechazo del amor por parte de los hombres, Dios obstinadamente se empeña en seguir demostrando ese amor, sin importarle el rechazo. Sabe muy bien Dios que el amor siempre triunfará, por lo que el corazón del hombre tendrá que convencerse de su torpeza y se tendrá que abandonar en el corazón de Aquel que lo ama con amor eterno e infinito, muchísimo más de lo que el mismo hombre puede llegar a amarse. Es el Dios que quiere solo lo bueno para su criatura y que por lo tanto todo lo dispondrá para que reciba su amor. Jamás se dejará llevar por la ira o la venganza, sino que dejará que brille su misericordia y que ésta venza a la justicia. Es este el primer contenido del mensaje del cual debe quedar convencido el hombre: Dios lo ama por encima de toda circunstancia. Su misma existencia y su permanencia en la vida se explica solo por un arrebato de amor de Dios. Por ello, en ese mensaje una parte importante está en la espera de la respuesta de amor que debe dar el hombre. "Amor con amor se paga", por lo cual es el amor del hombre el que Dios quiere tener también como respuesta agradable. "Es de bien nacidos ser agradecidos", es decir, el amor que surja del corazón de los hombres hacia Dios, al percatarse de todo lo que es capaz de hacer Él para rescatarlo y mantenerlo a su lado, surgirá como respuesta de agradecimiento ante la gesta heroica que es capaz de asumir para esa obra de redención. Debe surgir, entonces, una corriente de amor del hombre hacia Dios que cierre el ciclo de ese amor que es el componente esencial de las relaciones entre Dios y la humanidad.

Pero Dios quiere que ese amor tenga manifestaciones más concretas. El amor del hombre hacia Dios tiene un itinerario que pasa por lo que tiene más a la mano, que son los mismos hermanos. Jesús lo dejó muy claro cuando narró la parábola del juicio final. Lo que importará al final de nuestros días, cuando tengamos que rendir cuentas ante el Padre, es la cantidad de amor que hayamos vivido. No existirá otra materia de examen, sino solo sobre cuánto hemos amado. "Tuve hambre, tuve sed, estuve desnudo o enfermo o en la cárcel... y me atendiste o me visitaste..." Es la manifestación concreta que quiere Dios del amor hacia Él. No hace una exigencia de un pietismo paralizante que se muere en una relación íntima con Él que no dé frutos de caridad y de solidaridad. Él quiere que mantengamos una relación con Él de oración en la que nos unamos íntimamente y sintamos una compensación sabrosa en esa relación exclusiva de los dos. Pero no quiere que nos quedemos anclados en un supuesto éxtasis infructuoso. El amor que le tengamos a Dios se hará concreto en el amor que le tengamos a los demás, principalmente a los hermanos más necesitados. San Juan lo expresó muy claramente: "Quien dice que ama a Dios a quien no ve, y no ama a su hermano a quien ve, está mintiendo". Es el amor la culminación de la vida cristiana. San Pablo, en la introducción a su Himno a la Caridad, lo identifica como el camino mejor: "¡Aspiren a los carismas superiores! Y aun les voy a mostrar un camino más excelente". El amor es el camino por el cual se debe desarrollar plenamente la vida cristiana. Es un amor que debe tener expresiones concretas en la solidaridad, en la atención a los hermanos, en la ayuda material a quien lo necesite. No es cristiano hacerse la vista gorda ante las necesidades de los otros. Esas necesidades no son invasiones a nuestra intimidad, sino que son un toque a las puertas de nuestros corazones para que los abramos a esos hermanos y dejemos que entren a formar parte de nuestra vida concreta. Sería el sinsentido de la vida del cristiano el desentenderse de ellos como si no tuviéramos nada que ver. Los pobres, los hermanos necesitados, son dones de Dios para que tengamos la oportunidad de expresar nuestro amor hacia Él. Dios expresa su amor a nosotros dejándonos a estos hermanos para que ejerzamos el amor hacia Él, amándolos a ellos. Así lo entendió la Iglesia naciente, cuando vio a hermanos en necesidad que debían ser atendidos con amor: "En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: ... escojan a siete de ustedes, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea". La Iglesia se mantenía en oración, seguía predicando la Palabra, y sabía muy bien que debía encargarse también de la atención a los más necesitados.

El amor engloba de este modo toda la vida de la Iglesia. Jesús está en el mensaje central. Su obra de amor, su palabra salvadora, su redención, están en el centro del mensaje. No puede ser de otra manera por cuanto Él es la razón última del mensaje predicado. El amor que demuestra en su obra en favor de los hombres es lo sustancial. Esa obra de amor nos revela al Padre, por lo cual es, sin duda, razón de nuestra salvación: "Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto". Salvarnos es amar al Padre, aceptando a Jesús como su enviado, como el camino que nos conduce a Él, como su Verdad absoluta, como la Vida que nos vivifica. Es llenarse de tal modo de la presencia de Jesús y de su amor, que su fuerza y su amor actúan desde nosotros: "El que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores". Son las obras del amor en favor de los hermanos, como las hizo Jesús. El amor que podamos expresar a Dios, además del que podemos expresarle en la intimidad del corazón, tendrá una manifestación concreta en el amor que le tengamos a los hermanos. Solo de ese modo podremos jactarnos de ser ese pueblo de Dios que ama y sirve, que anuncia y lleva la salvación, que aglutina a todos y los pone en el corazón amoroso de Dios: "Ustedes son un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anuncien las proezas del que los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa". Esa luz es la luz del amor. No hay otra. Es el amor a Dios y a los hermanos. Es el amor de Dios a cada uno de nosotros. En el centro de todo está, en efecto, el amor. Dios nos ha amado eterna e infinitamente. Nosotros respondemos a ese amor con nuestro amor mayor hacia Él y lo manifestamos concretamente en el amor a los hermanos, particularmente a quienes más lo necesitan. Es allí donde se prueba nuestro amor. Y donde nos hacemos dignos de recibir realmente ese amor que Dios quiere derramar en nuestros corazones.

5 comentarios:

  1. El amor debe ser espontáneo, salir del corazón, fue lo que el Señor nos enseñó; sin embargo, hay quienes politizan el amor y politizan el dolor ajeno para sacar provecho. Gente para quienes el amor al prójimo es sólo delante de los medios,delante de testigos.
    Leyendo su escrito Monseñor, se vino a mi mente lo vivido hace pocos días en una cola de varios días para gasolina, donde llegaron políticos que aspiran, frente a un posible escenario electoral, repartiendo arepas, para manifestar su amor y preocupación, pero resaltando las molestias de la cola y luego destacar que ellos son la gran solución. Por eso hablo de politizar el amor y el dolor y eso no es de cristianos.

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  2. Pues así es. "Al atardecer de la vida, seremos examinados en el amor".
    Y hoy, que en algunos Países celebran el Día de la Madre,yo quiero felicitar a mi Madre Iglesia a la que le debo mucho amor. Ocurre, salvando la distancia de la santidad, que al igual que a Santa Catalina de Siena "porque amaba a la Iglesia, le dolía la Iglesia", a mí también me pasa. Amo la Iglesia que Jesús nos dejó, con todo el cimiento de su vida y su enseñanza, pero me duele ya hace años por mi propio pecado en ella y por su desemejanza con el sueño de oro de Jesús: LA UNIDAD. Por ello, al repasar, al hilo de esta bella exhortación, prioridades del amor, la Iglesia, que al igual que María es Madre, Maestra y Modelo, he visto que necesita que yo y todos la amemos más y mejor.
    Gracias.

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  3. El amor siempre triunfará eso lo sabe Dios,comuniquemos con su ejemplo.Amen

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  4. El amor siempre triunfará eso lo sabe Dios,comuniquemos con su ejemplo.Amen

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  5. El Señor es siempre Amor y así lo demostró entregando a su Hijo para la salvacion de los hombres. Que muestra se mecesita para enseñarnos lo que es el Amor Divino ? Y qué poco lo agradecemos y se lo mostramos al Señor

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