viernes, 23 de agosto de 2019

Si amas, nunca actuarás contra el amor

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"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Esta fue la respuesta de Jesús a la pregunta que le hizo el fariseo sobre el mandamiento principal de la Ley. Bastaría esto para que le quedase claro al fariseo que lo demás es añadidura. Para un exacerbado por la Ley, como lo eran los fariseos, esto podía ser demasiado simplista. A veces nos gusta que "nos compliquen la vida". Y estamos más pendientes de lo normativo que de la vivencia del amor. Es como si quisiéramos recargar la responsabilidad de nuestra propia santidad en el cumplimiento formal de obligaciones, en llevar cargas externas, y no en la exigencia que implica profunda e íntimamente el amor. "Que me hagan santo las cosas que hago, y no yo viviendo el amor, que me exige más..."

La identidad del cristiano no le viene de fuera. No es el vestido de cristiano lo que nos hace cristianos. Es mi esencia profunda, mi ser interior, lo que llevo en lo más intimo de mi corazón y de mi mente, lo que expresa más claramente lo que soy. No soy lo que aparento, sino lo que sale de mí auténticamente. "De la abundancia del corazón habla la boca". Estamos demasiado acostumbrados a "escondernos" tras lo que hacemos, para que crean que somos eso, aun cuando muchas veces sabemos bien que estamos muy lejos de ser lo que reflejan nuestras obras. Está bien hacer buenas obras. Y hay que procurar que sean siempre más y mejores. Pero mucho mejor si salen de un corazón que está implicado radicalmente en el amor y en la bondad y reflejan con transparencia mi interior.

Para el fariseo, y para sus muchos seguidores hoy y siempre, no importa lo que se es, sino lo que se hace. Es una pretensión que absurdamente persigue construir un mundo bueno sin importar si las personas son buenas. Y, ciertamente, sobre personas que no son buenas, no se podrá construir jamás un mundo mejor, aunque sus obras sean buenas. Detrás de ellas siempre habrá una intención oculta, personalista, egoísta, dañina. Tarde o temprano explotará la realidad. Y vendrá la debacle. La bondad se sustentará únicamente sobra la base de personas buenas.

La sencillez de la respuesta de Jesús al fariseo no lo hace menos exigente. Por el contrario, es lo más comprometedor que existe. Más que a la normativa, a lo mandado, a los permisos, a las prohibiciones, Jesús apunta al corazón, a las intenciones más profundas, a lo que debe motivar y estar en la base de cualquier normativa. Es el amor que se debe vivir y que es la puerta para que todo lo que salga del hombre sea bueno. Por eso, la conclusión de este diálogo de Jesús con el fariseo es determinante: "Estos dos mandamientos sostiene la Ley entera y los profeta". Es decir, todo lo demás es adorno, y quedará vacío, si no está basado en el amor. Pero si basas tu ser, si te dejas llevar siempre por el amor, todo, absolutamente todo lo que hagas, tendrá sentido y será siempre bueno. Quien ama de verdad y vive realmente en el amor, nunca podrá actuar en contra del amor. Por lo tanto, jamás hará algo malo.

Quien ama a Dios con la profundidad que resume Jesús, nunca podrá hacer algo contrario a lo que dicte ese amor. Todo el corazón, toda la mente, todo el ser, jamás se podrán poner en contra de Dios, pues sería una absurda negación de sí mismo. Sería prácticamente la desaparición del ser. Y quien ama a su prójimo como a sí mismo, como lo dice Jesús, no necesita que le digan lo que es bueno y lo que es malo, pues lo experimenta en su propio ser, y por lo tanto, se cuidará muy bien de hacerse daño a sí mismo. Cualquier normativa que surja de esta base siempre será buena. Y cualquier acción que surja de un corazón que ame con esta calidad, será siempre algo bueno. Esta es la plenitud. Lo resumió San Pablo magistralmente: "La perfección de la Ley es el amor". Avancemos hacia esa vivencia del amor, y seremos libres para amar y para hacer el bien con alegría.

5 comentarios:

  1. Excelente la gente vive mucho de las apariencias la esencia esta en el ser como El Principio lo esencial es invisible a los ojos

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  2. Me ha gustado el discurso razonado. Qué ganas de complicar la sencillez del discurso de Jesús. Hoy se dicen y hacen muchas gilipolleces litúrgicas y no expresan lo que quiere hacernos llegar el Señor. Y ahora no sé a dónde va mi comentario. Voy a copiarlo y mandartelo personalmente al WhatsApp. Un abrazo y sigue así. Voy a ver si soy capaz de meterlo en uno de mis blogs. Después juzgarás si vale la pena.

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  3. Por más caretas que se cree la gente a Dios jamás lo podremos engañar

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  4. Bello el mensaje amigo todo por el amor a Jesús

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