Nunca está de más insistir en esto... El seguimiento de Jesús es la clave de nuestra vivencia como cristianos. Seguir a Jesús exige, en primer lugar, conocerlo, saber de sus orígenes, incluso de su prehistoria, que es rica por la cantidad de promesas y anuncios que hay en el Antiguo Testamento de Aquél que "pisa la cabeza de la serpiente". Éste es el que llaman los entendidos, el "Protoevangelio", el primer Evangelio, el primer anuncio de la Buena Nueva de rescate de la humanidad caída por el pecado. Y fue proclamado instantes después de que el hombre se hubiera puesto de espaldas a Dios, despreciando su figura paterna, su autoridad, su amor... Se inició en ese momento la epopeya divina para rescatar al hombre. Y a partir de este anuncio, se desarrolla toda una historia de seguridad futura por la llegada de aquel Mesías Redentor, presentado tantas veces de manera oscura, incluso confusa e incomprensible para aquellos que esperaban la salvación, la actuación de Dios para "liberar" a Israel. Pero siempre el objetivo era ir sembrando la esperanza de aquello bueno que guardaba Dios para Israel, su pueblo amado.
Jesús es, de esta manera, el "esperado de las naciones". Imagino la cantidad de añoranza que acumuló su espera. Imagino los suspiros, las lágrimas, los dolores que esperaban ser aliviados por su presencia cuando fuera ya definitiva... Cada Profeta revelaba un nuevo aspecto de ese que era el Esperado. Cada uno echaba una nueva luz sobre cómo sería ese personaje, sobre cómo sería su obra, sobre cómo llevaría adelante su misión y cumpliría el encargo del Padre. Y ya eran tantas luces las que estaban encendidas en el camino de Israel, que todo estaba muy bien iluminado. Que el camino por el que iba a venir el Mesías ya ofrecía plena seguridad para andarlo, pues la señalización era ya casi completa... Sólo faltaba que Él, ese Mesías prometido y anunciado tantas veces, Aquél que venía a liberar a Israel de la esclavitud, el que iba a hacer presente en medio de todos los pueblos el poder y el amor infinitos del Dios que había tomado a Israel como pueblo suyo, se hiciera presente, que empezara a andar ese camino de venida hacia los hombres...
Y llegó Jesús, el esperado, el añorado. Y realizó su obra fabulosa de Redención. Es el Dios que se ha hecho hombre, en un arrebato extraordinario de amor del Padre, que se despoja de su propio Hijo para "regalarlo" a los hombres, para que hicieran con Él lo que les viniera en ganas, como en efecto lo hicieron. Al gesto de amor del Padre, donándonos a su Hijo; y del mismo Hijo, aceptando la misión que el Padre le encomendaba, el odio y el pecado de los hombres los hicieron reaccionar de la manera más vil. Al que venía a dar sólo amor, le respondimos con odio. Al que venía sólo a dar perdón, le respondimos con venganza. Al que venía a sembrar la paz, le respondimos con la violencia más cruel... Al que venía a darnos vida, lo asesinamos. Sí... En aquellos hombres despiadados que humillaron, hirieron y mataron a Jesús, estamos representados todos...
Pero Jesús, Dios hecho hombre, no podía quedar vencido... Es más, no fue jamás vencido. En la apariencia de su derrota más cruel, obtuvo la mayor de sus victorias, pues su muerte fue la muerte del pecado, y su resurrección el sello definitivo de su gloria... Es la obra total de Jesús: Encarnación, anuncio del mensaje de amor, de paz y de perdón, sufrimiento, pasión, muerte y resurrección.. No se debe quitar nada, pues el mensaje que nos da Jesús con su vida es integral. Lo que quiere decirnos es que Él ha decidido que su vida sea para nosotros; que nos ama tanto que ha decidido poner su gloria entre paréntesis con tal de que nosotros la tuviéramos; que la derrota del pecado en la Cruz, pasando por el sufrimiento extremo del dolor y de su propia muerte, la asumió para que el pecado fuera derrotado en nosotros por su amor; que su resurrección gloriosa es la que todos vamos a vivir como gran victoria que no hemos obtenido, sino que Él ha obtenido para nosotros, que nos la regala sin haber hecho nosotros nada...
Es el Jesús total el que es nuestro... Un Jesús mutilado es el de los intereses creados, por lo tanto no es el de la humanidad, no es el que ha venido a salvar a los hombres. Es otro Jesús. Cuando no aceptamos a ese Jesús total, estamos haciendo a un Jesús distinto al de las Escrituras, al Prometido, al que nació de la Virgen, al que vivió entre nosotros, al que dijo e hizo maravillas, al que sufrió por la muerte del amigo, al que asumió la pasión como parte de su misión, al que resucitó gloriosamente. Un Jesús resucitado, ya glorioso exclusivamente, no existe. Si no hubiera muerto, hubiera sido imposible su resurrección... Un Jesús que sólo sufre y lleva eternamente la Cruz a cuestas, tampoco existe. Un Jesús que sólo echa a los mercaderes del templo, no es el real. Un Jesús que sólo exige amar a los enemigos, no ha existido jamás...
Existe el Jesús que muere en la Cruz, pero que resucita glorioso. Existe el Jesús que llevó su Cruz a cuestas y murió en ella como en su altar en el gesto de amor más grande, pero no se quedó allí muerto, sino que resurgió victorioso. Existe el Jesús que echó a los mercaderes del templo, pero también el que convoca a todos, ricos y pobres, a ser hermanos, y por eso va a la casa de Zaqueo y de Simón el Fariseo; por eso convoca a Mateo al grupo de los suyos, por eso le dice al joven rico que lo deje todo para seguirlo... Existe el Jesús que nos dice que hay que amar y perdonar a todos y siempre, pero también el que nos dice que hay que hacer la corrección fraterna para que no se sigan cometiendo injusticias... Existe el Jesús que dice que son bienaventurados los que pasan hambre, pero existe también el que multiplica los panes para que los hombres no tengan hambre... Existe el Jesús que dice desde la Cruz: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen", pero también existe el Jesús que le reclama al soldado cuando le da una bofetada injustamente...
No queramos reducir a Jesús a un gran héroe que no sufrió, o a un personaje que sólo sufrió. O a alguien que nos pide que seamos casi bobalicones. O al revolucionario que vino sólo para exigir reivindicaciones sociales o económicas. O al idealista que nos invitó a elevar la mirada al cielo desentendiéndonos de nuestra realidad cotidiana.... Esos no existen. Ese Jesús es parcial. Es como si pretendiéramos ser nosotros mismos quedándonos solo con nuestro lado derecho, o el izquierdo, o solo con la mitad de arriba o la de abajo... No somos nosotros... Jesús es total. Su mensaje es integral. Quiere salvar al hombre todo y a todos los hombres. No manipulemos su persona, ni su mensaje, ni su obra. Ya no sería atractivo de esa manera. Lo que vale de Jesús, lo verdaderamente esencial en Él, es todo. Nada lo podemos dejar a un lado...
buena reflexión y no puedo guardar silencio ante algo que me hiere en el alma
ResponderBorrarsi Hubiera mas intención de FE en todos los cristianos, protestantes, testigos, católicos... ya se hubieran terminados las comparaciones socialistas con Nuestro señor Jesús y tal vez Si la sociedad cristiana Venezolana, fuera conforme lo enseña el catecismo o la misma Biblia , no se hubiera elegido tantas veces a un presidente que hablando de JEsús en su ignorancia cristiana es capaz de nombrar como pilares de su política a seres NO CREYENTES mientras hecha pestes de la iglesia católica para tener el favor de los que están en contra o son resentidos.
Idiotas somos si todavía necesitamos que alguien nos ame como a nosotros mismos. El cristianismo vino para amar en Espíritu y verdad porque es el PAdre quien nos da su amor para amar.
Que nadie piense que puede existir en la tierra un ser humano capaz de reproducir el paraíso dentro de las potestades del maligno.
PEro cierto es que cuando la FE nos mueva en espíritu esto se terminará porque en el Amor al prÓJIMO CONFORME A LA fe NO HAY DIVISIONES.
por ahora solo quedan ventajistas, indiferentes, tolerantes, resentidos y los que no son capaces de echar fuera del templo a los mercaderes de la FE y quién sabe si de tanto querer amar a Dios por sobre todas las cosas, yo también esté perdida en el discurso ahora mismo..
Pero no lo estoy al decir que:_ El Jesús que yo sigo, NO ESTÁ EN LA CRUZ, y yo no necesito de mas promesas para que el señor esté con nosotros o estar bien.
Necesito dedicarme siempre y con ahínco al conocimiento de las instrucciones de mi PAdre porque siempre el hijo se da a conocer por sus actos y ¿ qué actos daría a conocer si no conociera las enseñanzas de mi PAdre. ? los pecados quedan atrás conforme a la vista en el Señor. Hoy solo quedan los nuevos actos para el Padre. Por lo tanto, el que juzga por el pasado o por la ley sin consideración a la FE y el amor, es porque en su alma no conoce la misericordia y no es digno de juzgar y como dijo el SEñor lo repito sin temor al hablar: " El que esté libre de pecados que tire la primera piedra".
Muy bien Fabiola... Conocer lo que quiere el Padre, para actuar como hijos... En eso insistió Jesús al invitarnos a escuchar la Palabra y ponerla en práctica... De acuerdo contigo... Saludos a tu familia. Dios te bendiga
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