Los hombres somos expertos en cosas futuras... En toda la historia ha habido "profetas" fabulosos, no de los que han sido escogidos por Dios para ser su voz en medio del mundo, sino de esas voces "laicas" que "ven" lo que el hombre podrá hacer en el futuro, sus conquistas, sus logros, las metas que alcanzará, en base a lo que ha ido logrando hasta este momento...
No hablo de los "engañadores de oficio", que lamentablemente han proliferado tanto, a los cuales cada vez, aparentemente, les estamos dando más cabida en nuestras vidas. Es lamentable cómo gente inteligente, razonadora, incluso creyente, llega a pensar que lo que dice un "vidente", un "brujo", un "hechicero", sea la absoluta verdad y lo cree a pie juntillas... Hay quien incluso nunca sale de su casa sin leer el horóscopo para saber qué es lo que le depara la suerte ese día...
Es una verdadera plaga en la que estamos cayendo, que, por otro lado, no es nueva, pues ha habido siempre quienes se han aprovechado de la necesidad sustancial del hombre de curiosear en el futuro, de saber qué le sucederá por anticipado, en una especie de intento de "dominar" ese futuro que vivirá... Y llegan a hacer cosas realmente absurdas y sin sentido, con tal de hacerse a la idea de que lo han controlado... Confían en un vestido o en una ropa interior de un color, en el poder de una cosa tan inanimada como una piedra específica, en aromas concretos, en abrir puertas y ventanas para hacer entrar "energías" mágicas y milagrosas, en la posición de los planetas y los astros... Es impresionante cómo se burlan de la ingenuidad de los hombres. Y con ello, tienen un negocio redondo, pues para acceder a ese "dominio del futuro" cobran a los incautos sumas estrambóticas con los cuales engordan sus bolsillos generosamente... ¿Se necesita acaso de "poderes especiales" para predecir que Venezuela vivirá momentos profundos de crisis, incluso con acciones puntuales de violencia? ¡En absoluto! Simplemente es a lo que nos están conduciendo... He leído que los babalaos santeros cobran cifras de varios millones para "hacerle el santo" al incauto. Y en ese "proceso" se dan cosas tan absurdas como en las que el policía "se hace el santo" para poder hacer bien su trabajo y agarrar a los delincuentes, y a la vez, el delincuente "se hace el santo" para que el policía no lo agarre... ¿A quién le va a hacer caso "el santo"? ¡Debe vivir en una terrible confusión!
Sin embargo, aunque es un tema en el que se puede opinar abundantemente, quiero centrarme en aquellos que, seriamente, en base a los signos que se van dando, son capaces de otear en el futuro de la vida del hombre responsablemente. Puede ser basando su apreciación en alguna consideración fantástica o fabulosa, y construyendo una historia de fábula, pero razonablemente sustentada. Es el caso, por ejemplo, de Julio Verne, el gran escritor, que observando los avances que hacía el hombre, fue capaz de vaticinar en el futuro acontecimientos que luego, efectivamente, se han verificado. Como él, han sido muchos los que han predicho el futuro con bastante aproximación...
Los hombres somos capaces de eso... Jesús nos dice en el Evangelio que cuando vemos subir una nube por el poniente, somos capaces de adelantar que tendremos un chaparrón... O que cuando sopla el viento del sur, somos capaces de predecir que va a hacer bochorno... Podemos discernir algunas cosas que sucederán por los signos que vamos viendo... Hoy se puede predecir, sin temor a equivocaciones, avances insospechados en todo lo que se refiere a las comunicaciones. Los pasos que ya se han dado eran impensables hace apenas 10 o 15 años, con lo cual podemos esperar sucesos sorprendentes en el futuro inmediato. Cosas que nos maravillarán y nos acercarán más a todos los hombres. Seremos, en verdad, la gran aldea del mundo global...
Tristemente, esta tremenda capacidad que tenemos, la dejamos sólo en las consideraciones de nuestra horizontalidad, y no la hacemos elevar hacia nuestra otra parte esencial, que es la dimensión vertical, la espiritual, la trascendente... En ella, podríamos decir, estamos en el avance mayor, pues el paso más grande ya lo ha dado Dios al acercarse a nosotros. No debemos otear en el horizonte lo que vendrá, pues ya ha sido anunciado... Pero sí debemos ver en el camino que llevamos qué estamos haciendo para disfrutar de ese futuro de plenitud que se nos anuncia y que se nos ha regalado anticipadamente. Es decir, estamos en el "ya pero todavía no" que nos ha descrito tan acertadamente San Pablo... Ya estamos salvados, redimidos, pues la obra de rescate la ha realizado perfectamente Jesús, pero todavía no, por cuanto cada uno debe acercarse fielmente a ese Dios amoroso para que Él ponga en nuestras manos esa plenitud que nos ha regalado... Y es allí donde tenemos que ser capaces de otear en nuestra vida lo que estamos haciendo en función de recibir ese don... Y he allí la llamada de atención que nos hace Jesús... Si somos capaces de predecir el futuro de la humanidad por los signos maravillosos que realiza en el campo tecnológico, y si somos capaces de predecir el tiempo que viviremos por las condiciones atmosféricas que vivimos..., ¿cómo es posible que esa misma capacidad no la utilicemos también en el campo espiritual? Al ver los avances tecnológicos, nos preparamos para no vivir en la continua sorpresa... Al predecir el clima, tomamos previsiones para no ser sorprendidos por el calor o por la lluvia... Lo mismo debería suceder con nuestra ruta hacia la plenitud. Si nos damos cuenta que estamos equivocando el camino, que esa dirección que llevamos no nos lleva hacia ella, si percibimos que estamos alejándonos de la meta, ¿cómo ser tan irresponsables y no corregir la ruta?
No basta que los hombres hayamos adelantado tanto en lo material. No basta que seamos expertos vaticinadores del futuro... No terminamos allí, aunque sea realmente maravilloso que hayamos llegado a ese punto. Estamos llamados a más, a algo absolutamente superior, a lo trascendente. Aunque aquello sea claro signo de nuestra superioridad, lo que realmente apunta a nuestra plenitud es lo espiritual... Seamos capaces de ver los signos que nos descubran qué estamos haciendo, hacia dónde estamos avanzando en lo que nos da la plenitud. No sea que, habiendo avanzado tanto en lo horizontal, en lo espiritual seamos unos enanos y nos hayamos quedado trágicamente en pañales... No es justo con nosotros mismos ni con los demás... Esa plenitud es nuestra meta. "Ya" la tenemos, "pero todavía no", por cuanto debemos forjarla en el día a día, viviendo nuestra fe con la máxima intensidad, haciendo las cosas que nos colocan más adelante en el camino hacia la meta, haciéndonos conscientes de que lo haremos sólo en la medida en que sirvamos a los hermanos con amor y sencillez, ya que ese camino jamás lo haremos individualmente pues se adelanta en él únicamente cuando vamos "en autobús", no "en taxi"... Percibamos, por tanto, los signos que nos da lo que vamos viviendo para no ser "sorprendidos" desagradablemente en el camino hacia nuestro futuro de plenitud al que deberíamos llegar..
Fabuloso. Doy gracias a Dios por inspirarte y por compartir tu sabiduria y tu don con los demas. Gracias.
ResponderBorrar¡Gracias Carlucho! Debo decir lo del Evangelio: "No hemos hecho más que lo que teníamos que hacer"... Y hacerlo por estos medios, de modo que llegue a la mayor cantidad de gente posible. Es solo conciencia de instrumentalidad, pues de ninguna manera pretendo imaginarme protagonista. Sería un absurdo inútil... Dale mis cariños a Raquel y a las chamas. Un abrazo. Dios te bendiga
Borrar"..."Ya" la tenemos..." Sí, por lo que considero que la Oración aumenta nuestra Fe y nuestra Fe hace que no perdamos nuestra plenitud; cuando nos alejamos de Dios -no hablando con Él- en todo momento de nuestros días, de lo cotidiano, común, vulgar y propio del mundo; dejámos de comprender nuestra vida, la de otros y el por qué nos ha elegido para vivir en este momento presente como Hijos suyos, nos afligimos y es cuando en la oscuridad, intentando tantear la luz podemos caer en cualquier hueco que sin duda algúna despues, sólo nuestro Señor Jesucristo es capaz de sacarnos. Si también no le gritamos fuerte a nuestro Ángel de la Guarda es capaz que le dejamos allí amarrado a él también viéndonos como nos desesperamos presos del miedo en la oscuridad del Espirítu por más que otro grite por ti, uno debe de tener intimidad con Dios; sin duda algúna también Nuestra Madre sabe reconocer muy bien el grito de dolor de un hijo y convertirlo en Gracia eterna. Por la Fe Jesucristo nos Salvó; haciéndonos hijos de Dios y hermanos, sin exclusión. La Oración diaria, es como el sí de María Santisíma que se convirtió en eterno. En la Cruz jesús también hizo que su Espirítu gritara al Padre y luego entro en Oración con Él, allí se abandonó por completo a la plenitud, no cayendo en la muerte. La lógica humana y razón: "este pecaría en esta situación extrema y agonizante, llena de injusticia" pues no...cambio la historía.
ResponderBorrarHermosa tu reflexión Yoyselene... Gracias por compartirla. Saludos a tu familia. Dios te bendiga
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