viernes, 14 de mayo de 2021

Elegidos y enviados para vivir la alegría del amor, como San Matías

 Dios escogió al apóstol Matías

La elección de San Matías para ocupar el lugar que había dejado el traidor Judas Iscariote, es una muestra más de la acción del Espíritu en aquella comunidad de cristianos que nacía, bajo la guía y la vigilancia de los apóstoles, que habían entendido y asumido su tarea de gobierno de aquellos primeros cristianos para dar a conocer la verdad, hacerlos experimentar el amor eterno de Dios y conducirlos mejor por las rutas que llevaban a la salvación alcanzando la plenitud que Dios quería otorgar a sus salvados. Inmediatamente después de la ascensión de Jesús a los cielos, recuperando la gloria que le correspondía, y del descenso del Espíritu Santo sobre todos ellos como colegio apostólico, y sobre María, la Madre del Señor, toman sobre sus hombros la conducción de la Iglesia naciente, y su tarea de llevar adelante con toda seriedad la misión que les había sido encomendada. "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda la creación", lo entendieron no solo como proclamar discursos que presentaran la hermosa noticia de la salvación de la humanidad por amor, sino que ello incluía, y así lo entendieron ellos, la consolidación de una estructura que sostuviera todos los esfuerzos, que los hiciera conscientes de conformar un cuerpo que viviera en la unidad en medio de la diversidad, que velara por mantener una unidad básica y esencial, que vigilara por la pureza de la fe y de la conducta de los nuevos cristianos. Por ello, en la primera oportunidad que tienen, asumen que deben mantener la estructura originaria que había diseñado Jesús para ese cuerpo nuclear que conformaban los primeros apóstoles. La traición de Judas atentó contra aquella disposición originaria e hizo necesaria la recuperación del orden. Habiendo convocado a aquel grupo original, se deciden a buscar quien ocupara su lugar. Y se confían en la inspiración del Espíritu, alma de aquella Iglesia, comunidad nueva de salvación.

En efecto, después de orar, poniendo en las manos de Dios la decisión final, echan la suerte, implorando la asistencia del Espíritu, sobre dos de los discípulos de Cristo que, como afirmaban los principales, habían estado junto a ellos desde el principio, desde que Jesús fue bautizado en el Jordán por el Bautista, y fueron acompañantes consecuentes del grupo de Jesús y de sus apóstoles, siendo testigos de todas las palabras y las acciones del Señor. Los dos candidatos reunían esas condiciones. Se suponen hombres buenos, responsables, conquistados por el amor de Dios y bien dispuestos a seguir el camino de la verdad por encima de todas las dificultades: "Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas, el que hizo de guía de los que arrestaron a Jesús, pues era de nuestro grupo y le cupo en suerte compartir este ministerio. Y es que en el libro de los Salmos está escrito: 'Que su morada quede desierta, y que nadie habite en ella', y también: 'Que su cargo lo ocupe otro'. Es necesario, por tanto, que uno de los que nos acompañaron todo el tiempo en que convivió con nosotros el Señor Jesús, comenzando en el bautismo de Juan hasta el día en que nos fue quitado y llevado al cielo, se asocie a nosotros como testigo de su resurrección'. Propusieron dos: José, llamado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezando, dijeron: 'Señor, tú que penetras el corazón de todos, muéstranos a cuál de los dos has elegido para que ocupe el puesto de este ministerio y apostolado, del que ha prevaricado Judas para marcharse a su propio puesto'. Les repartieron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles". Impresiona ver que la suerte recae en Matías, el nuevo apóstol, por encima de José, que tenía el sobrenombre de "Justo". Llamar Justo a alguien es el reconocimiento de su bondad. Un justo es un santo. Pero no fue sobre él que recayó la elección del Espíritu Santo, sino sobre Matías, de quien no se dice nada más. La elección de Dios no es caprichosa, sino que apunta al cumplimiento de la misión que debe llevar adelante la Iglesia. Es así la convocatoria que hace Dios sobre cada uno de sus discípulos. Requiere ser seguidor suyo, tener la convicción y la experiencia de su amor, y asumir con todas las consecuencias la misión que se debe cumplir en el mundo.

Es lo que manifiesta Jesús a aquellos que quieren ser discípulos suyos. La elección es suya. Cada seguidor de Jesús se acerca a Él porque Él los atrae. Ciertamente Él "quiere que todos los hombres se salven", pero esta salvación será una realidad cuando Él lance la llamada a ser suyos y, luego de ser elegidos, sean enviados al mundo a ser causa que procure la salvación de los hermanos. Quien toma la iniciativa es el Señor. Y lo hará, como hemos visto, por sí mismo, o por la Iglesia en cuyas autoridades ha delegado su autoridad. En el tiempo de su periplo terrenal Él mismo tomaba la iniciativa personalmente. Después de su ascensión y del descenso del Espíritu, la toma a través de aquellos a quienes ha transmitido su autoridad: "Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se lo he dado a conocer. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca. De modo que lo que pidan al Padre en mi nombre se lo dé. Esto les mando: que se amen unos a otros". Esa elección es nuestra plenitud y nuestra alegría auténtica. El Señor nos hace suyos, y no hay mejor condición para el cristiano que ser de Cristo y servirle en los hermanos. Así lo entendieron los primeros apóstoles, y así lo entendió San Matías, el sustituto del traidor.

3 comentarios:

  1. Que esta oración nos lleve a descubrir tú providencia en todos los procesos de nuestra vida, que no nos falte nunca la Fe, la Esperanza y el Amor☺️

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  2. Matias, discípulo seguidor de Jesús,aprendió el amor de Jesús que lo llevó a una entrega total como lo hacía su Señor, por eso Matias es un ejemplo evangelizador.

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  3. Matias, discípulo seguidor de Jesús,aprendió el amor de Jesús que lo llevó a una entrega total como lo hacía su Señor, por eso Matias es un ejemplo evangelizador.

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