lunes, 25 de enero de 2021

Pablo, apóstol nuevo para el amor nuevo

 La conversión de San Pablo - Enero 25 -

La conversión de San Pablo es la conversión más llamativa del Evangelio. Pablo, judío de raíz, fariseo, es decir observante radical de la ley de Moisés, celoso de su religión, joven impetuoso defensor de lo que para él era la verdadera religión, se encontraba decidido a anular totalmente a quien se opusiera a la su fe. Su sangre hirviente por el celo de Yahvé lo lanzaba a lo que fuera necesario para la defensa de lo que era su religión. Por ello se encuentra en el trance de acercarse hasta Damasco, donde la nueva religión que estaba robando tantos adeptos tenía que ser enfrentada. Incluso con documentos oficiales tenía permiso formal para apresar a los cristianos y llevarlos a juicio para que fuesen castigados. Para él no era posible dejar andar a sus anchas a quienes pretendían destruir la fe original y por ello era absolutamente necesario enfrentarlos y destruirlos. En el espíritu de Pablo, objetivamente, no había maldad. Era movido por su deseo de ser fiel a Dios y no permitir que nada se pusiera en una línea contraria. Para él estaba claro que los cristianos estaban siendo embaucados por ese nuevo personaje que presentaba una nueva ley, absolutamente distinta de la que se había escuchado hasta ese momento, pues promovía una religión que se basaba no solo en el cumplimiento de preceptos externos, sino en la asunción de una vida nueva que representaba algo que antes no había sido tan claramente declarado. Esa nueva ley tenía como norma principal el amor, el perdón, la justicia, la misericordia, la solidaridad, la fraternidad. Y todo eso, sin miramientos ni cálculos. La cosa no se basaba en una sistema premio-castigo, sino en la renovación total de la vida, en la que se buscaba avanzar hacia una plenitud total, que era la meta para todo hombre y para todo el mundo.

El encuentro de Pablo con Jesús no puede ser más llamativo. Aquel que corría detrás de los cristianos, se encuentra con Aquel que es la causa de su persecución: "Yendo de camino, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor; caí por tierra y oí una voz que me decía: 'Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?' Yo pregunté: '¿Quién eres, Señor?' Y me dijo: 'Yo soy Jesús el Nazareno a quien tú persigues'. Mis compañeros vieron el resplandor, pero no oyeron la voz que me hablaba. Yo pregunté: '¿Qué debo hacer, Señor?' El Señor me respondió: 'Levántate, continúa el camino hasta Damasco, y allí te dirán todo lo que está determinado que hagas'. Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, hombre piadoso según la ley, recomendado por el testimonio de todos los judíos residentes en la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: 'Saúl, hermano, recobra la vista'. Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: 'El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y escuches la voz de sus labios, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído. Ahora, ¿qué te detiene? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre'". Jesús, perseguido en los cristianos, sorprendentemente a su perseguidor lo toma para sí. No lo desecha ni lo deja a un lado. Lo elige, lo escoge, lo llama y lo prepara para que sea suyo, y se convierta en uno de los primeros apóstoles, quien llenará al mundo con el mensaje de amor que vino a traer el Hijo de Dios hecho hombre.

Es la misma llamada que hace Jesús a todos sus discípulos. Jesús no rechaza a nadie. Ni siquiera a quien, como Pablo, se presenta como su más acérrimo perseguidor y destructor. A todos los quiere atraer y poner a su lado. Todo aquel que pretenda alejarse de Jesús será siempre atraído, en medio de cualquier avatar, de cualquier dificultad, de cualquier situación que pueda ser considerada negativa. La obra de la misericordia divina no llega solo al perdón y al rescate del hombre perdido, sino que avanza a asociarlo para lograr que todos los hombres y mujeres, hayan sido fieles o no, hayan sido perseguidores o no, hayan sufrido circunstancias duras o dolorosas o no, pasen a formar parte de todos aquellos que han entendido que el fin del mundo será de absoluta armonía, en el que Aquel que era perseguido, sea aceptado por todos como única norma, que es la ley del amor: "En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: 'Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos'". Ese es el objetivo final de Jesús y de su obra de amor: Que todos gocemos de esa felicidad absoluta, inmutable, en la que estará el mundo y cada hombre eternamente.

4 comentarios:

  1. Señor, permite que sepultemos ese hombre viejo que hay en nosotros para conquistar tu Amor, convirtiendonos en esos apóstoles resucitados☺️

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  2. Señor perdona todas nuestra infidelidades, y así como a Pablo, tómanos como.posesión tuya para llevar tu Palabra e instaurar tu Reino en la.humanidad. Amen amén

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  3. Bonita reflexion el encuentro de Pablo con Jesús, al cual elije para que lleve el mensaje de amor al mundo, que trajo el hijo de Dios hecho hombre.

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  4. Bonita reflexion el encuentro de Pablo con Jesús, al cual elije para que lleve el mensaje de amor al mundo, que trajo el hijo de Dios hecho hombre.

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