Entre las grandes preguntas que se ha hecho el hombre sobre su propia existencia es la del por qué existe. Esta pregunta tiene sus concomitantes correspondientes cuando la cosa sube de nivel y se refiere no solo a la existencia de todo lo exterior, sino a la propia existencia. Preguntarse sobre esa existencia personal plantea varias interrogantes que no tienen fácil respuesta: ¿Por qué existo? ¿Para qué estoy en la vida? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Por qué tengo inteligencia y voluntad y soy capaz de crear, de planificar, de trasformar, de llevar adelante mis planes? ¿Qué quiere la misma vida de mí? Muchos vamos por la vida sin siquiera plantearnos estas inquietudes, sino simplemente viviendo el día a día como viene. La única preocupación abarcaría el cómo sobrevivir a ese día, cómo procurarse los bienes, cómo recopilar lo que hace falta para vivir. Para muchos la vida es un transcurrir de horas para emprender de nuevo el día que comienza. Pero llega un momento en esa vida que no tiene mucho sentido en el que el mismo hombre se detiene ante la trascendencia de lo que implica vivir y necesita enfrentarse a sí mismo para asumir la seriedad que la misma vida amerita. La pregunta sobre el origen de la vida es una pregunta que ha rondado al hombre desde su propio inicio. Muchas han sido las respuestas. Científicamente está casi meridianamente claro que el origen de la vida ha sido un origen fortuito con las teorías del Big-Bang que aún está en desarrollo y aparentemente avanza hacia el infinito. La teoría creacionista, con esta del Big-Bang, se viene abajo. San Juan Pablo II, dando un paso gigantesco en la búsqueda de la conciliación entre ambas teorías, afirmó que lo que debe quedar salvado siempre es la acción de Dios en la creación del alma humana. Y es lo que ha sucedido sobre todo en la literatura bíblica. Incluso la filosofía griega apuntó a esa búsqueda del origen de todo, dando pie a las vías de Santo Tomás, inspiradas en las vías de Aristóteles.
El autor del Génesis, con un estilo poético innegable, pone la creación de todo en las manos del Dios todopoderoso. Y avanzando escalón a escalón va hablando de la perfección de lo creado tal como va surgiendo de las manos de la razón última que es Dios. Para él lo importante es que se entienda que todo viene de Dios, que todo tiene su razón de existir en Dios. Y eso le da el sentido pleno a la existencia de todo. Hay una causa última que explica que todo exista. Ya veremos luego, cuando finaliza su relato poético, cómo en el centro de todo estará el hombre y cómo es el hombre el que le da sentido a todo. Es el amor de Dios por aquel que pondrá en el centro lo que llena toda la existencia. Sin el amor de Dios nada tiene sentido que exista. Por amor al hombre, y por él, a todo lo que surge de su mano poderosa, se explica la existencia de lo que no es Dios. El hombre será el último beneficiario y el que disfrutará eternamente de ese regalo amoroso que el Señor da al hombre con total gratuidad. Nada más puede explicar semejante dislate del amor: "Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas". Sólo existía Dios. Y su amor lo movió a hacer existir lo inexistente. Todo fue teniendo su orden, el que quería el Espíritu de Dios que tuviera, como si fuera la casa en la que habitaría aquel que le daría sentido a todo. El mundo era el sitio que amorosamente el Padre iba construyendo para su hijo, el hombre, para quien estaba haciendo existir todo.
Por ese hombre que era colocado en el centro de todo, fue hecho todo por Dios. El Creador todopoderoso se dejó vencer por ese amor para derramar sobre su criatura predilecta todos los beneficios que iban surgiendo de sus manos. La mirada estaba puesta sobre esa plenitud de la que quería que disfrutara ese a quien amaba por encima de todo. No lo hacía existir simplemente para que transcurriera día tras día hasta desaparecer, sino que ponía como meta para él una plenitud feliz eterna, que nunca jamás acabaría, sino que viviría como regalo precisamente de ese amor que había decidido volcar sobre él. La venida de Jesús es el adelanto de esa utopía final, que es absolutamente segura, pues está en el diseño de Dios. Por eso el paso de Jesús por la historia no fue otra cosa sino el ir haciendo realidad el adelanto de lo que se vivirá en ese futuro de eternidad. La lucha de Jesús contra el mal, la siembra del bien, el anuncio del amor, la cantidad de maravillas que vino a realizar, no son sino preludio de lo que vendrá eternamente. Sus victorias sobre el mal, sobre los dolores, sobre las enfermedades, sobre las injusticias, sobre las humillaciones a los más pequeños, son anuncio de la victoria final que obtendrá el Redentor, con lo que se establecerá ya definitivamente el Reino de Dios en el mundo. Jesús vence y cada victoria es una humillación al mal. Hoy el mal, aunque tenga victorias, seguirá siendo vencido, pues su realidad futura será la nada. El todo será el amor y el bien. La nada será el mal: "En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban". Jesús no puede sino seguir venciendo. Por eso, aunque haya dolores y sufrimientos, la mirada debe estar siempre puesta en seguir luchando junto a Jesús contra el mal, pues la victoria jamás dejará de ser suya.
Amado Señor, ábre nuestro corazón con Fe y constancia para cumplir tu voluntad en nuestras vidas. Que nuestro amor vaya siempre en aumento☺️
ResponderBorrarSeñor, quiero ir contigo, porque tú le das sentido a mi vida. Amén 🙏
ResponderBorrarSeñor, líbrame de lo que me deshumaniza.Señor quiero ir contigo porque tú le das sentido a mi vida
ResponderBorrarMisericordia Dios mío...Por tu inmensa compasión borra mi culpa...🙏🛐
ResponderBorrarComo bien se explica,el mundo era el sitio que amorosamente iba construyendo el padre Dios con el espíritu santo para su hijo, el hombre para quien estaba haciendo existir todo, porque nos amaba por sobre todas las cosas y envió a su hijo a salvarnos del pecado.
ResponderBorrarComo bien se explica,el mundo era el sitio que amorosamente iba construyendo el padre Dios con el espíritu santo para su hijo, el hombre para quien estaba haciendo existir todo, porque nos amaba por sobre todas las cosas y envió a su hijo a salvarnos del pecado.
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