El camino de la vida del hombre presentará siempre dos opciones. Llegará a una encrucijada en la que deberá tomar una decisión para encaminarse por una de las opciones y darle así una coloración que marcará desde entonces cada paso que dé. Ante el hombre se presentan las opciones del bien y del mal, y deberá tomar una decisión. La opción del bien es la natural, pues es para la que ha sido creado. Dios ha creado al hombre para el bien y no para el mal. Desde el mismo inicio de la existencia del hombre su marca fue la del amor. Habiendo surgido de un corazón que ama infinitamente, y habiendo sido "construido" bajo la normativa del amor, pues siendo Dios el Amor por naturaleza, creó al hombre a su "imagen y semejanza", por lo tanto, con la misma capacidad de amar, y con la capacidad natural para el bien, su naturaleza lo lanza a eso. Lamentablemente, no será la única opción que tendrá a la vista, pues el demonio, rebelde desde el principio, estableció una lucha frontal con Dios queriendo disputarle su lugar primigenio, con la absurda pretensión de desplazarlo, creyéndose que podría llegar a tener más poder que su propio Creador. Esto entra dentro del misterio de la libertad, que es consecuencia del amor de Dios por su creación. En esa lucha planteada por el demonio contra Dios entra el hombre como personaje principal, por cuanto es quien se dejará engañar y, atendiendo a la seducción demoníaca de hacerse como un dios, dará el paso para dar la espalda a Dios y elegir el camino del mal. Las dos opciones están desde el principio, y aún hoy, habiendo sido vencido y desplazado el demonio, busca adeptos que se dejen embaucar y lo sigan. Hombres y mujeres que actualmente se ponen al servicio del mal con la ilusión inalcanzable de desplazar a Dios. Quien elige el camino del bien vivirá siempre en la felicidad de saberse en el amor y encaminado a la plenitud del gozo. Quien elige el del mal será siempre una persona frustrada, y hasta que encuentre un camino de plenitud se empeñará torpemente en avanzar hacia su propio abismo.
Elegir el camino del bien es elegir el camino de la plenitud. Jesús ha venido a proponer ese camino a cada hombre y a cada mujer de la historia, no como algo nuevo, pues es el camino que existe desde el principio, sino como el camino de la plenitud. Todo hombre que se decide por el bien y vive no solo una vida de acuerdo a la voluntad de amor de Dios, buscando siempre ser mejor, hacer mejor las cosas, asumiendo para sí los valores del Reino, en una unión cada vez más sólida con el mismo Dios de amor, sino que apunta también a una vida de fraternidad y de solidaridad con los hermanos, procurando no solo el bien para sí mismo sino para todos, procurando incluso hacer un mundo mejor para cada uno, es un hombre que ha encontrado el verdadero sentido de su vida. Se aleja mucho del que vive solo en el egoísmo de la búsqueda de beneficios personales, alejado totalmente de la solidaridad, ocupado solo en la búsqueda de prebendas sin importar si tiene que pasar por encima de los demás. La caridad, la fraternidad, la solidaridad, la hospitalidad, son realidades extrañas en su vida. La marca del hombre bueno es la bondad: "Conserven el amor fraterno y no olviden la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, “hospedaron” a ángeles. Acuérdense de los presos como si ustedes estuvieran presos con ellos; de los que son maltratados como si estuvieran en su carne. Que todos respeten el matrimonio; el lecho nupcial, que nadie lo mancille, porque a los impuros y adúlteros Dios los juzgará. Vivan sin ansia de dinero, contentándose con lo que tengan, pues Él mismo dijo: 'Nunca te dejaré ni te abandonaré'; así tendremos valor para decir: 'El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?' Acuérdense de sus guías, que les anunciaron la palabra de Dios; fíjense en el desenlace de su vida e imiten su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre". La razón última es el mismo Jesús que vino a establecer un tiempo nuevo que durará para siempre.
Por esa fidelidad a la bondad, a la verdad, al amor, a la justicia, obtendremos el premio de la plenitud. El dolor y el sufrimiento no dejarán de estar entre las posibilidades. Es la historia de los mártires, de los que han sido siempre fieles por encima de las persecuciones, de los dolores, de las burlas, de las exclusiones. No se trata solo de la posibilidad de derramar la sangre por Jesús, que ha sido cumplida por miles de discípulos de Cristo. Es también la posibilidad de seguir dando testimonio aún en medio de las situaciones pacíficas y ordinarias. En la familia, en el trabajo, ante las amistades y compañeros de trabajo. El martirio es testimonio. Unas veces será cruento, con entrega y derramamiento de la propia sangre. Otras veces será cotidiano, con el simple testimonio de ser hombres y mujeres de bien. A todos nos corresponderá en nuestro momento. Como le tocó al Bautista en medio del fragor hedonista de una borrachera: "Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro." Él dio su testimonio final. Ya lo había dado con su vida de fidelidad y la denuncia de la verdad y la justicia. La sangre solo confirmó que él había decidido seguir el camino del bien.
"Es también la posibilidad de seguir dando testimonio aún en medio de las situaciones pacíficas y ordinarias. En la familia, en el trabajo, ante las amistades y compañeros de trabajo. El martirio es testimonio. Unas veces será cruento, con entrega y derramamiento de la propia sangre. Otras veces será cotidiano, con el simple testimonio de ser hombres y mujeres de bien"...es una excelente síntesis de ser testigos de Cristo. Supliquémosle a EL que nos haga crecer la fe y la fortaleza para de verdad demostrarle al mundo que fuimos hechos a su imagen y semejanza...
ResponderBorrarSeñor, ayúdame a hacerte siempre fiel más allá de las consecuencias...🙏🛐
ResponderBorrarEl Señor es mi luz y mi salvación, gracias por los profetas de todos los tiempos.
ResponderBorrarEl Señor es mi luz y mi salvación, gracias por los profetas de todos los tiempos.
ResponderBorrarAmén 🙏 Monseñor. Santísima Virgen María en la advocación de nuestra señora de Lourdes, intercede por nosotros ante el Señor, para que Dios tenga misericordia de nosotros y escuche nuestras intenciones en las necesidades, espirituales, de salud y materiales, especialmente además de nosotros, nuestros hijos y nietos, por las necesidades de salud del Papa y de sus intenciones, por el fin de la pandemia, por las mujeres maltratadas y necesitadas de milagros, como se pide en la reflexión y por todos aquellos necesitados por tú infinita misericordia, especialmente por la franca recuperación de Marco y la Sra. Luisa Velázquez. En el nombre de Jesús. Amén 🙏. Buenos días hermn@s y que tengan un feliz día, en el Amantísimo Corazón de Jesús y María", pidiéndole igualmente a San Pablo Apóstol y a la Santísima Virgen María, que ruegen por nosotros. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén 🙏. Saludos y QDLSB.
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