viernes, 4 de junio de 2021

Dios recompensa siempre a quien lo ama y le es fiel

 Oración cristiana: Viernes 9º del tiempo ordinario

La vida de los que quieren ser fieles a Dios, a su amor y a su voluntad es un continuo sucederse de episodios que ponen a prueba la solidez de su determinación. No es un camino libre de abrojos que entorpecerán su ruta. No es suave, sino lleno de escollos, de tropiezos, de obstáculos. No obstante, en él habrá siempre situaciones que, si son asumidas desde la solidez convencida, lograrán que, lejos de alejar de la confianza que debe ser asumida en que es el amor de Dios, que está sustentando siempre la vida del fiel, será el único modo en que podrá tener el sustento sólido que lo mantendrá firme para poder avanzar hasta la meta de la felicidad total. El que es fiel y quiere sostenerse en esa fidelidad, sabe muy bien que la promesa de felicidad y de llegada a la plenitud, nunca dejará de cumplirse, pues ha surgido del Dios que ha demostrado ser siempre fiel y que nunca abandonará a los suyos. De tal manera, que en medio de los sucesos negativos que por supuesto acarrean siempre efectos indeseables, se enciende siempre la luz de la esperanza y se consolida la confianza en el Dios del amor. Está claro que esta experiencia de confianza en el Señor seguramente ha tenido ocasiones anteriores en las que se ha sustentado. Pero es también cierto que llegan momentos en los que la apariencia de lo que sucede sugiere una especie de abandono por parte de esa fidelidad divina, pues las tragedias llegan a sucederse una tras otra. En la experiencia de muchos, llegan ocasiones en las que se desea bajar la guardia, asumiendo una especia de abandono del amor de Dios, dejándolos en la indigencia, vacíos de la experiencia del amor. En todo caso, la solidez de la convicción debe triunfar siempre. Se debe pensar que todo lo que Dios permite es bueno, pues surge del mismo hombre, al que Él ha creado totalmente libre. Y esa libertad está sustentada en el amor divino, por lo que jamás serán sucesos exclusivamente malos. A decir de San Agustín, algún beneficio extraerá Dios de ella, y al final será definitivamente una bendición, que incluso podrá llegar a ser compensada favorablemente con grandes dádivas de parte del amor de Dios. La vida del hombre está en las manos de Dios, y esas manos jamás dejarán de ser amorosas, poderosas y frutos de bendición para la humanidad. Todo lo que Dios permite, amorosa y misteriosamente, será siempre buenos para nosotros, aunque en ocasiones dudemos de ello. No existe un solo segundo de nuestra existencia en que no estemos en la mente y en el corazón de Dios.

La historia de Tobit y de su esposa Ana, fiel judío que vivía en Nínive, de su hijo Tobías y de su esposa Sara, es un relato hermosísimo de cuanto llevamos dicho. El ataque a que es sometido por sus vecinos a causa de su deseo de fidelidad por encima de todos los sufrimientos que había tenido en su vida, y las desgracias físicas y materiales que había sufrido, son repelidos con la mayor fortaleza de ánimo, que es sostenida por su confianza incólume en el Dios que es razón de su existencia, por el cual está dispuesto a dar incluso la vida, asumiendo cualquier consecuencia, a riesgo de todo. Él está convencido de que ese Dios de amor jamás dejará de favorecerlo, a pesar de las apariencias. Y en ese caminar, recibe la mayor de las recompensas. Retoma todas las condiciones que había perdido y tiene la experiencia gratificante de esa presencia continua y de la protección del amor y del poder de Dios. Toda su familia es bendecida por su fidelidad, habiendo ella sido formada también en ese clima de fidelidad que él había impreso a todos con su testimonio: "(Tobit) añadió: 'Bendito sea Dios y bendito sea su gran nombre; benditos todos sus santos ángeles. Que su gran nombre nos proteja. Benditos por siempre todos los ángeles. Tras el castigo se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo Tobías'. Tobías entró en casa lleno de gozo y alabando a Dios con voz potente. Después contó a su padre lo bien que le había ido en el viaje: traía el dinero y se había casado con Sara, la hija de Ragüel. Y agregó: 'Estará a punto de llegar, casi a la puerta de Nínive'. Tobit, alegre y alabando a Dios, salió hacia las puertas de Nínive, al encuentro de su nuera. La gente de Nínive quedaba estupefacta al verlo caminar con paso firme y sin ayuda de nadie. Él proclamaba ante ellos que Dios, en su misericordia, le había devuelto la vista. Cuando se encontró con Sara, la mujer de su hijo, la bendijo con estas palabras: '¡Bienvenida seas, hija! Bendito sea tu Dios, que te ha traído a nuestra casa. Que Él bendiga a tu padre, a mi hijo y a ti hija mía. Entra en esta tu casa con salud, bendición y alegría. Entra, hija'. Aquel fue un día de fiesta para todos los judíos de Nínive". La fidelidad trajo la recompensa, y Dios bendijo grandemente a Tobit y a toda su familia para el futuro. La situación trágica en la que estaba sumido se transformó en causa de bendición, con lo que quedó confirmado que Dios jamás abandona a sus fieles. Esa recompensa se dará siempre, antes o después, pero nunca dejará de estar presente.

En efecto, esto no podrá nunca dejar de ser la verdad firme que nos convenza de la necesidad de la búsqueda de la fidelidad, pues es el camino auténtico de la felicidad. Nunca nadie que se aleje de Dios, quizá convencido de que ha sido abandonado del amor por las penurias que puede estar sufriendo, en el error del pensamiento por la mala fortuna que le corresponda vivir, por tanto, con una razón aparentemente razonable, encontrará un camino mejor que el de la humildad, de la confianza, de la convicción del amor. Si llegara a hacerlo, quedará totalmente con las manos vacías. Por ello, en el colmo del deseo de que exista esta convicción sólida de los fieles, Dios nos regala a su Hijo, de modo que no nos pueda quedar ninguna duda de ese deseo de amor. Lo promete en innumerables ocasiones, y en el momento culmen de la historia lo envía para que se confirme radicalmente su voluntad: "En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: '¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice: 'Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies. Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?' Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto". En su autorevelación, Jesús pugna por que esta solidez esté en el corazón y en la mente de quienes lo escuchan. Está claro que este anuncio había sido hecho desde antiguo. Era el compromiso que por amor Dios asumía ante la humanidad, y que, siendo fiel, jamás dejaría de cumplir. Jesús es el Mesías añorado por el pueblo. Era el liberador de Israel y de todos los hombres. Dios no iba a fallar a su promesa. Y Aquél anunciado del amor, el hijo de David, el gran profeta de Israel, se haría, y se hizo, presente en la historia de los hombres, para salvarlos por amor. Esta perspectiva de esperanza, que requería la confianza del pueblo que esperaba ansioso la presencia personal del amor de Dios, hecha concreta en el Mesías, se cumplía perfectamente. Los fieles a Dios ya tenían una razón sólida para convencerse de que Dios no deja de cumplir sus promesas, porque es eternamente fiel y amoroso. Por ello, hoy y siempre, todos podemos tener siempre esta esperanza. En medio de las peores penurias que podamos sufrir, en medio de tormentos, y también en medio de todas las alegrías y fortunas que podamos experimentar, está la mano de Dios, su amor y su protección, que nos sostiene y que no nos dejará de sostener nunca.

4 comentarios:

  1. Señor Jesús, creemos que eres el Hijo De Dios, ayúdanos a ser todo motivado por el amor, porque allí esta lo esencial☺️

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  2. SEÑOR DIOS DE AMOR!!! Haz que en el camino de nuestra vida, BRILLE ESA LUZ DE AMOR Y ESPERANZA QUE ES CRISTO JESÚS NUESTRO SEÑOR... Que tanto necesitamos en este mundo.....🙏😘🙏

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  3. El que es fiel y quiere sostenerse en esa fidelidad con Dios sabe que con él esta garantizada,solo quiere orientar hacía la vida y ayudar a salir a la gente, de la postración a la vida plena.

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  4. El que es fiel y quiere sostenerse en esa fidelidad con Dios sabe que con él esta garantizada,solo quiere orientar hacía la vida y ayudar a salir a la gente, de la postración a la vida plena.

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