En la literatura apocalíptica tendemos siempre a poner el acento en el miedo que hay que tener por la cantidad de desastres que sucederán... Ciertamente las cosas que Jesús anuncia no son nada agradables. Es natural que ante estas cosas que están por venir, cualquiera sienta aprehensión... Seria preferible que no sucedieran. Pero lo cierto es que sucederán, por cuanto Jesús no puede estar engañándonos. Por otro lado, el anuncio del fin, por necesidad, tiene que causar siempre ese cierto temor, pues se trata de la desaparición de todo lo que existe, tal como lo conocemos actualmente... Para nosotros, quizás, sería mucho mejor que todo se mantuviera tal como está...
La consecuencia del final, en todo caso, será absolutamente superior. Como la madre que la pasa mal en los trabajos del parto, que sufre dolores indescriptibles en el momento de dar a luz, pero cuyos malestares no son más que el preludio de la nueva vida que está regalando al mundo. El malestar, el dolor, los momentos de sufrimiento, son la puerta de entrada para una nueva vida. Es la "crisis" que se necesita para que lo que viene, que es infinitamente mejor, entre victoriosamente. Se trata, en este caso, del momento más glorioso que vivirá la humanidad, después de las inmensas glorias que ha vivido en la Creación y en la Redención. Es la Nueva Creación en su estado más puro y más definitivo. Después de ese momento ya no habrá absolutamente nada que se le oponga, pues todo será puesto como "escabel" a los pies de Jesús, el Rey del Universo. Ya todo estará bajo su mando, su amor será la norma única, la armonía será la regidora de las relaciones humanas, la felicidad plena será el sentimiento que embargará a todos...
Por eso tiene mucho sentido que Jesús nos diga: "Cuando empiece a suceder todo esto, levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación"... Nuestro sentimiento natural de rechazo a lo que está por suceder debe ser trocado por el de la esperanza... Es el "sonido de la trompeta" que anunciará que ya todo será restituido en Jesús. Y bajo su mando, que es un yugo suave y ligero, todo será mucho mejor. Todas las cadenas que oprimen al hombre, las tentaciones de alejarse de Dios, los intentos de separación entre hermanos, todo eso, quedará dominado. Ya no existirá absolutamente nada que pondrá en entredicho el reinado absoluto de Dios sobre todas las cosas...
El temor en los que han sido fieles, en los que han luchado contra las cadenas que pretendían esclavizarlos, no tiene, en este sentido, cabida. Los que sí deben temer son los que se han dejado dominar por sentimientos que los alejaban de Dios. Los que sustituyeron a Dios por ídolos pasajeros y mortales. Los que prefirieron servirse a sí mismo o servir a las criaturas antes que a Dios. Todos esos ídolos con pies de barro desaparecerán y de ellos no quedará absolutamente nada. El apoyo en el que tenían los idólatras puestos sus pies, desaparecerá. Y quedarán totalmente frustrados... Perdieron la oportunidad de "renacer" en aquel momento glorioso de la Nueva Creación que se impone como nueva realidad plena...
Quien haya sido dominado por su ego, no tendrá ya la posibilidad de adorarse, pues la adoración será exclusiva para Dios. Quien haya vivido en el odio y en los rencores, ya no tendrá la posibilidad de dar rienda suelta a esos sentimientos, pues no tendrá espacio en el nuevo reino en el que dominará sólo el amor. Quien haya vivido en el egoísmo y la ausencia total de solidaridad no tendrá lugar en la nueva realidad existente, pues allí existirá sólo la fraternidad y la solidaridad plena... Por eso, quienes hayan vivido en esos sentimientos no podrán ser parte de la Nueva Creación, sino que serán echados fuera, para que sigan dando rienda suelta a su egolatría, a su odio, a su egoísmo, a su falta de solidaridad. Es la actitud que se vivirá en el infierno, donde la única posibilidad será la de retorcerse furiosamente en los propios sentimientos negativos, sin conseguir jamás una compensación que no se buscó y que por eso jamás se tendrá... Es lo que se conoce como la "resurrección para la muerte", pues el hombre que se encuentre en esa situación eterna, jamás podrá ver plenamente satisfechas sus necesidades. La esperanza la ha perdido del todo...
Por el contrario, para quien haya luchado por mantener su fidelidad a Dios, al amor, a la fraternidad, al servicio y a la entrega por amor a los demás, aquella Nueva Creación será la plenitud de esa misma vivencia... Quien haya vivido el amor, será amor pleno. Quien haya vivido fidelidad devendrá en fidelidad absoluta. Quien haya sido solidario, vivirá la solidaridad del mismísimo Dios con él... Todo lo que haya vivido como actitud previa en su andar cotidiano, se hará vivencia permanente, inmutable.. Quien vivió el amor, será en sí mismo amor, pues entrará a ser parte del que es el Amor, de Dios. Quien haya alimentado siempre la esperanza, será en sí mismo esperanza cumplida. Quien haya intentado profundizar en su vivencia de fe, será confianza plena y certeza absoluta en Dios Creador, Sustentador y Compensador... Por eso, seremos lo que actualmente somos...
No habrá cambios radicales, sino sólo cumplimiento radical... Quien ha vivido condenado, será condenado eternamente. Quien ha vivido como salvado, será eternamente salvado... Quien tuvo a Dios a su lado, eternamente lo tendrá y nada se lo arrebatará jamás... Será la vivencia plena de la felicidad. Será la felicidad suprema en la que se dará el premio a la fidelidad y será la tristeza absoluta donde se dará el escarmiento al alejamiento de Dios... Quienes esperen con esperanza firme ese momento, aunque de momento será trágico por todo lo que pasará, deberán verlo como la llegada de todo lo que han esperado. Será el momento del cumplimiento de todas las expectativas, por las cuales siempre se suspiró y se estuvo incluso dispuesto a asumir cualquier riesgo que implicara, pues el premio final lo justifica... Seremos lo que somos ya, no nada distinto... Y se multiplicará, pues se estará junto al que es Eterno, al que es Infinito, al que ha prometido la compensación total...
Sabes. Muchas veces cuando pienso en todo esto me da un poco de miedo. Un poco por lo que Jesus nos a dicho como va a pasar, pero mucho mas porque no estoy seguro si estoy siendo lo suficientemente fiel a El para ganarme esa nueva vida, la verdadera vida. Trato de ser siempre fiel a El, pero creo que me equivoco mucho. Solo espero que Su amor sea tan grande que perdone mis errores y permita que yo y mi familia podamos vivir esa vida del amor perfecto junto a nuestro Papa Dios.
ResponderBorrarPues no es malo ese temor, Carluchín... San Pablo habla del "temor y temblor". Eso no dice más que sientes la responsabilidad de tu salvación y la de los tuyos. Todos fallamos. Todos somos pecadores. Y todos debemos confiar infinitamente en la misericordia de Dios. Lo importante no es ser perfecto, sino el amor que pongo en todo lo que hago, y ahí sí, avanzar cada día un poquito más con la esperanza de ser mejores... Dios nos conoce mejor que nosotros mismos y comprende nuestras debilidades, cuando no son maliciosas ni malintencionadas... Abandónate, con "temor y temblor", en su infinita misericordia, y déjate invadir por la esperanza... Saludos a Raquel y las niñas. Un abrazo. Dios te bendiga
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