San Juan Bautista, "el mayor de entre los nacidos de mujer", en palabras del mismo Jesús, es un personaje fundamental para la comprensión de la figura del Mesías. Él es quien va preparando los corazones de los hombres para la conversión y la apertura de corazón para poder recibir con buena disposición al que viene a salvar a la humanidad. Es "la Voz que clama: en el desierto, preparen el camino al Señor". Es aquel mensajero que va trayendo la Buena Noticia de la llegada de la salvación: "¡Qué hermosos son los pies del mensajero que trae la Buena Nueva!" Así como fue profetizada la existencia del futuro Redentor, del Esperado de todas las naciones, también la presencia del Bautista es anunciada por los profetas. Se trataba del personaje que venía a hacer de quicio entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, del que lanzaba el puente entre ambas Alianzas, por las que sería restaurado todo lo creado... Es un personaje impresionante, por su concepción, por su nacimiento, por su vida de fidelidad, por su firmeza de carácter, por su servicio a la verdad y a la justicia, por su final martirial con el cual dio el mejor testimonio de Jesús, de su amor y de su redención... Y por lo simbólico de su presencia entre los hombres...
El mismo Juan es signo de que para Dios no hay nada imposible. Tan impresionante es su vida, que sirve al Arcángel Gabriel para ofrecer a la Virgen María en la Anunciación, el testimonio de que lo que le está diciendo no es mentira, que está basado todo en el mismo Dios que ha logrado que su prima Isabel, en su ancianidad, estuviera gestando en su vientre al Precursor... Juan es la prueba fehaciente para María de que lo que el Arcángel dice es verdad. "Ya está de seis meses la que llamaban estéril. Porque para Dios nada hay imposible". Es la prueba que sirve para dar a María el sustento más sólido del Sí que le da a Dios para ser la Madre de su Hijo. "He aquí la esclava del Señor, que se cumpla en mí según tu palabra". Para María no era necesaria la prueba, pues Ella estaba a la plena disposición de Dios. La gestación de Juan Bautista, por Zacarías e Isabel, no hizo más que confirmarla en lo que Ella ya vivía como certeza sólida e irrefutable: El Dios de la historia venía a realizar su salvación "en la plenitud de los tiempos". Y a Ella le estaba tocando ser personaje esencial de esa historia, junto a su prima Isabel y a su hijo Juan...
Juan es el eslabón entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, es el último de los Patriarcas y el primero de los Apóstoles, es el que hace el puente entre la Antigua Alianza y la Nueva en Jesús, es esa Voz que anuncia la llegada del Mesías, es el Mensajero que trae la Buena Nueva... La figura de Juan Bautista es elevadísima. Es quien hace entrar en la vida pública a Jesús, cuando éste viene hasta el Jordán para ser bautizado. No sabemos si Juan y Jesús tuvieron encuentros previos. Probablemente sí. Eran primos, miembros del mismo clan familiar, por lo cual no hubiera sido nada extraño. Pero nada lo confirma. Tampoco hubiera sido extraño que no se hubieran visto previamente, pues cada uno estaba en lugares muy distantes uno del otro. Lo cierto es que al llegar Jesús al Jordán para ser bautizado, Juan lo reconoce inmediatamente y no duda un instante en hacer su presentación: "Ese es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". No sólo fue Precursor, quien iba abriendo camino a la Palabra de Dios, al Verbo Eterno, en los corazones de los hombres, sino que apenas aparece ante su vista, lo descubre para que todos lo vayan aceptando... Jamás tuvo la tentación de brillar. Todo lo contrario, tenía muy clara su misión: "Detrás de mí viene uno al que yo no soy digno ni siquiera de desatarle las sandalias... Es necesario que Él destaque y que yo disminuya..." Cuando ya está avanzado el ministerio público de Jesús, Juan le envía una embajada de sus discípulos a preguntar a Jesús: "¿Eres tú el que debía venir, o tenemos que seguir esperando a otro?" No dudaba Juan de quién era Jesús. Ya había dado suficientes muestras de que sabía bien quién era. Envía a sus discípulos para que ellos se convenzan, por la misma palabra de Jesús, de su figura de Mesías Redentor, y se vayan con Él... No era su empeño el tener seguidores, sino el de lograrlos para que se fueran con Jesús, quien era el personaje central de toda esta historia...
En todo el santoral de la Iglesia Juan es uno de los únicamente tres personajes a los que se les recuerda en el día de su nacimiento. Los otros dos son Jesús y María. Ya esto nos da una señal de la importancia de su nacimiento. Es "el más grande de entre los nacidos de mujer", por lo cual tiene mucho sentido celebrar su nacimiento. Es quien ofrece a María la prueba irrefutable de que para Dios nada hay imposible. Su nacimiento y los momentos previos de éste, su concepción y su desarrollo, están cubiertos del halo de lo portentoso. Dios actúa así sólo cuando quiere destacar la importancia del momento. El nacimiento del Bautista es el principio de esta historia hermosa de salvación, que es historia de amor entre Dios y los hombres. Juan Bautista es una voz que lanza Dios al mundo, anunciándole que ya está empezando el rescate, que ya esa historia de entrega y de salvación, de tender la mano para sacar del abismo, se ha iniciado. Ya no hay vuelta atrás. Al nacer Juan Bautista, Dios ha iniciado la cuenta atrás de su obra magnifica en favor de los hombres. Que nadie lo dude. Juan Bautista, desde su nacimiento, anuncia la llegada de la salvación de los hombres, de la era de alegría y de recuperación total de la dignidad...
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