Una fiesta de un Apóstol siempre tiene sabor a elección y a envío. Con la Fiesta de San Bartolomé no es distinto. Uno de los Doce, elegido directa y misteriosamente por Jesús. El relato de su elección no nos resulta muy agradable en su inicio, pero se nos transforma en algo maravilloso cuando Bartolomé avanza en la experiencia de Jesús. Basta con que Jesús le demuestra quién es para que vaya deponiendo su actitud y suavizando sus formas, hasta caer rendido ante el Dios hecho hombre, haciendo el reconocimiento, quizás el más temprano, de la identidad profunda de Cristo. Para Bartolomé, desde ese encuentro íntimo con el Salvador, Jesús es el Rabí (Maestro), el Hijo de Dios (el Mesías), el Rey de Israel... Mejor descripción de la figura de Cristo, imposible. Menos aún cuando aún ni siquiera ha iniciado sus maravillas ante los hombres. Si Bartolomé quedó prendado por Jesús apenas porque le dijo que lo había visto anticipadamente a la sombra del árbol, podemos suponer cómo cayó definitivamente rendido ante el Jesús poderoso, que hacía portentos y maravillas ante todos, por amor.
Bartolomé, como los otros diez (menos Juan), huyó temeroso ante el prendimiento de Cristo . Seguramente Jesús contaba con esto, pues para Él, como Dios, todo es un eterno presente. Pero en el mismo momento en que lo vio huyendo, lo vio también dando testimonio de su amor y de su salvación ante muchos. en Cristo, Bartolomé dejó atrás su arrogancia y se entregó totalmente ilusionado al anuncio del Evangelio. Tanta ilusión le causó anunciar a Jesús a los demás, que dio el mejor testimonio de la salvación, entregando su vida, como lo hizo Cristo, por amor. La tradición lo presenta en el martirio siendo degollado vivo. Terrible sufrimiento asumido con la fortaleza que da la convicción de seguir a quien es la Verdad y de hacer entrega plena de la propia vida por servir al Amor.
Bartolomé, con toda seguridad es el mismo Natanael que narra el Evangelio de Juan. Ambos se identifican al ser descritos como amigos de Felipe. Bartolomé es, probablemente, el sobrenombre de Natanael, que significa "Regalo de Dios". Natanael es un regalo que Dios nos hace a los hombres para decirnos que vale la pena amar al Amor, que no hay razón mejor para vivir que haciéndolo en el amor, al extremo de ilusionarse con llegar a la plenitud de la Vida donando la propia en la seguridad de ganarla plenificada. Natanael, como regalo de Dios, nos dice que vale la pena ser enviado para anunciar al Amor, pues ese mismo Amor será el que nos convoque, al final de la misión, para vivir eternamente en Él.
Su sobrenombre, Bartolomé, significa "El hijo del que lleva agua". Bartolomé se hizo perfectamente hijo de Dios, la fuente de la vida, el agua viva. Y siguiendo a su Padre, se hizo surtidor de agua para todos los que lo admiramos en su entrega.
Natanael Bartolomé, sé para nosotros modelo y animación. Ilusiónanos con Jesús, como te ilusionaste tú debajo del árbol y lo seguiste incondicionalmente. Que nos hagamos, como tú, regalo de Dios para los hermanos y fuente del agua de la Vida que refresque siempre sus vidas.
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